Gaviotín Común/Common Tern/Sterna hirundo  

Foto: Joao Quental (cc)

Nombre en español: Gaviotín Común

Nombre en inglés: Common Tern

Nombre científico: Sterna hirundo  

Familia: Laridae

Canto: Marc Anderson

El charrán común​ (Sterna hirundo) es una especie de ave caradriforme de la familia Laridae.​ Es un ave marina y migratoria que pasa el invierno en las costas de países tropicales y subtropicales. Sus cuatro subespecies anidan en regiones templadas y subárticas de Europa, de Asia y del este y centro de América del Norte. Los individuos adultos tienen las partes superiores de color gris claro y el dorso de blanco a gris claro, el píleo negro, las patas anaranjadas y el pico de punta estrecha. Dependiendo de la subespecie, el pico es rojo con la punta negra o completamente negro. Existen varias especies similares, como el charrán ártico —parcialmente simpátrico—, que se diferencia por los detalles del plumaje, patas y color del pico, o por las vocalizaciones.

El hábitat reproductivo es más extenso y diverso que el de cualquiera de sus parientes. Construye su nido en cualquier sitio —desde superficies con escasa vegetación hasta cerca del agua, incluyendo playas e islas— y se adapta fácilmente a sustratos artificiales como balsas flotantes. El nido es un escarbado al descubierto en la arena o grava, pero también puede revestirlo por dentro o en los bordes con residuos que encuentre disponibles. La nidada consiste de tres huevos de color tenue y con patrones de manchas que proporcionan camuflaje en la playa abierta. La pareja incuba los huevos hasta la eclosión, unos veintiún a veintidós días después, pero este tiempo se prolongaría si la colonia es perturbada por depredadores. Los pichones abandonan el nido en un tiempo de veintidós a veintiocho días. Como la mayoría de charranes, esta especie bucea para cazar peces, ya sea en el mar o en agua dulce, pero los moluscos, crustáceos y otras presas invertebradas son una parte importante de su dieta en algunas zonas.

Los huevos y las crías son vulnerables a la depredación por mamíferos —como las ratas y el visón americano— y aves de mayor tamaño, como gaviotas, rapaces nocturnas y garzas. El charrán común es propenso a sufrir parasitismo por parte de piojos, helmintos, ácaros y hematozoos (este último en menor cantidad). La numerosa población y área extensa de reproducción permiten que esta especie sea clasificada como de «preocupación menor», pero las poblaciones norteamericanas han disminuido drásticamente en las últimas décadas. Pese a la legislación internacional que protege al charrán común, en algunas zonas las poblaciones están amenazadas por la destrucción del hábitat, la contaminación o la perturbación de las colonias de anidación.

Foto: Ferney Salgado

Descripción

La subespecie nominal del charrán común (S. h. hirundo) tiene 31-35 cm (centímetros) de longitud, 6.9 cm de la punta de la cola y 77-98 cm de envergadura. Su peso es de 110-141 g (gramos).​ Las partes superiores de los adultos reproductores son de color gris tenue, mientras que las inferiores poseen una tonalidad gris muy clara; tienen un píleo negro, patas de color anaranjado rojizo y un pico con punta estrecha (la coloración de este último depende de la subespecie, ya que puede ser completamente negro o de color rojo con la punta negra).​ Las plumas superiores son gris claro, pero a medida que llega el verano los cañones​ oscuros de las plumas de vuelo externas quedan expuestos al aire y aparece en las alas una porción grisácea. El obispillo y la cola son blancuzcos y si el ave está de pie la longitud de la cola no sobrepasa los extremos de las alas plegadas, a diferencia del charrán ártico y rosado, en los que la cola sobresale más allá de las alas. No se observan diferencias significativas entre ambos sexos.​ En adultos no reproductores, la frente y las partes inferiores son blancas, el pico es negro en la punta y con una base de color rojizo —o completamente negro— y las patas son de color rojo oscuro o negro.​ Las plumas superiores tienen una zona oscura en el borde delantero del ala, denominada banda carpiana. Las aves que se no han desarrollado apropiadamente pueden sufrir una muda del plumaje de adulto no reproductor en junio, pero en los individuos bien desarrollados ocurre a finales de julio, con una muda interrumpida durante la migración. Existen algunas variaciones geográficas: por ejemplo, los pájaros californianos suelen tener plumaje de adulto no reproductor durante la migración.​

Las plumas superiores de los jóvenes son de color gris claro con una banda carpiana oscura. El píleo y la nuca son marrones y la frente tiene un tono rojizo, que cambia a blanco en otoño. Las plumas de las partes superiores son rojizas con líneas marrones o blancas y la cola carece de las plumas largas de los adultos.​ Normalmente, las aves con su primer plumaje posjuvenil permanecen en sus áreas de invernada y se parecen a los adultos no reproductores, pero tienen píleo más oscuro, banda carpiana oscura y plumaje más desgastado. Al segundo año de vida, la mayoría de los charranes jóvenes son prácticamente indistinguibles de los adultos o solo muestran diferencias menores, como un pico más oscuro o una frente blanca.​

El charrán común es un volador ágil, capaz de realizar giros y descensos rápidos en el cielo, planeos y despegue vertical. Cuando atrapa peces vuela cerca de la superficie acuática con un fuerte viento en contra, pero luego asciende 10-30 m (metros) sobre el agua con un viento favorable. Por lo general, vuela por debajo de los 100 m y a un promedio de 30 km/h (kilómetros por hora) en ausencia de viento favorable; estos valores no son los mismos durante la migración.​ La velocidad promedio de vuelo durante el viaje migratorio diurno es 32-43 km/h y en la noche es de 43-54 km/h a una altura de 1000-3000 m.​

Muda

En octubre los jóvenes inician una muda a su primer plumaje adulto. Al siguiente año, durante del mes de febrero, el plumaje de la cabeza, la cola y la parte inferior del cuerpo son sustituidos por completo, seguidos de las alas. Las plumas primarias son remplazadas por etapas: primero las más internas, pero el proceso se interrumpe durante el invierno austral —a esta edad, las aves permanecen en sus áreas de invernada— y reinicia en el otoño austral. En el segundo año de vida (entre mayo y junio) comienza una nueva secuencia de muda, con una pausa de la muda principal en las aves que regresan al norte, pero no en aquellas que se quedan en las zonas de invernada. También se produce una muda importante al plumaje de adulto entre febrero y junio del siguiente año, en la que el 40-90 % de las plumas son reemplazadas. Las primarias se desgastan hasta revelar las barbas negruzcas más próximas al raquis. El patrón de muda comienza en el plumaje más antiguo que está más cerca del centro del ala, por lo que a medida que llega el verano boreal aparece una cuña de tono oscuro en la parte superior del ala debido al envejecimiento de las plumas.​

La frecuencia de renovación de las plumas primarias es distinta a los otros charranes, pues las remplazan al menos dos o tres veces en un año. Las diferencias visibles según la edad del plumaje se acentúan por la mayor reflectancia ultravioleta de las nuevas plumas primarias, la que es utilizada por las hembras al momento de seleccionar a su pareja. Las hembras más maduras tienden a buscar machos que exhiben una buena eficacia biológica a través la calidad de las plumas de las alas.​ En raras ocasiones una muda muy precoz en la colonia nidificante está relacionada con una insuficiencia reproductiva, pues tanto el inicio de la muda como el comportamiento reproductivo están vinculados con una disminución de los niveles de la hormona prolactina.​

Vocalizaciones

El ave tiene un amplio repertorio de llamadas, así como un tono más grave que las de los charranes árticos. El sonido más distintivo es una llamada de alarma transcrita fonéticamente como kee-yah, que destaca la primera sílaba. Con el charrán ártico sucede lo contrario, pues este enfatiza la segunda sílaba en lugar de la primera.​ La llamada de alarma funciona como una advertencia a los intrusos, aunque ante serias amenazas emite un kyar y el ave regresa rápidamente para tranquilizar a la colonia, habitualmente bulliciosa, mientras los charranes evalúan el peligro.​ Puede pronunciar un keeur grave y borroso cuando un adulto se acerca al nido con un pez en el pico y es posible que lo utilice para la identificación individual (por ejemplo, cuando los polluelos salen de su escondite al escuchar a sus padres enunciando esta llamada).​ Otra llamada común es un kip pronunciado durante el contacto social. Otras vocalizaciones son un kakakakaka en los ataques a intrusos y un entrecortado kek-kek-kek en las luchas que los machos sostienen entre sí.​ Los padres y los polluelos pueden usar las llamadas para indicar su ubicación; los hermanos también se reconocen entre ellos mediante vocalizaciones alrededor de doce días después de la eclosión, lo que ayuda a mantener juntas a las crías.​

Taxonomía

Ilustración de un ejemplar con un detalle de la bifurcación de la cola, en Nederlandsche Vogelen (1789).

Comparaciones anatómicas entre un charrán común (arriba) y un rayador americano, en Le règne animal distribué d’après son organisation (1828) de Georges Cuvier.

Los charranes o golondrinas de mar son aves marinas de tamaño pequeño a mediano estrechamente relacionadas con las gaviotas (grupo polifilético dentro de la familia Laridae), rayadores (Rynchops)​ y págalos (Stercorariidae). En apariencia son similares a las gaviotas, pero a grandes rasgos tienen una estructura anatómica más ligera, alas largas y puntiagudas (que les proporcionan un vuelo rápido y ligero), cola con una bifurcación profunda, patas delgadas​ y dedos con membranas interdigitales.​ La mayoría de los charranes son grises por encima y blancos por debajo y tienen un píleo negro que se llena o motea de manchas blancas en la temporada no reproductiva.​ Aparentemente los parientes más cercanos son los gaviotines antárticos (Sterna vittata),​ seguidos de los charranes ártico y rosado. La evidencia genética sugiere que el charrán común pudo haberse separado de la línea ancestral antes que sus parientes. No existen fósiles identificados en América del Norte y los encontrados en Europa son de edad y especie inciertas.​

El charrán común fue descrito por Carlos Linneo en su Systema naturæ (1758) bajo su actual nombre científico, Sterna hirundo.​ La palabra stearn se usaba en el inglés antiguo y un vocablo similar era utilizado por los frisones para designar a la golondrina de mar.​ Una de las menciones más antiguas aparece en el poema The Seafarer (El navegante),​ escrito alrededor del año 1000. Linneo adoptó esta palabra para el nombre del género: Sterna. La palabra latina para golondrina es hirundo y, en este caso en particular, se aplica al charrán por su semejanza superficial con aquella ave no relacionada, la cual tiene una contextura similar y una cola larga bifurcada.​ Esta semejanza también originó el nombre «golondrina de mar»,​ documentado en la literatura inglesa desde al menos el siglo xvii.​ Se cree también que los nombres escoceses picktarnie,​ tarrock​ y sus muchas variantes son de origen onomatopéyico, es decir, derivados de la llamada del ave.​ A causa de la dificultad en diferenciar entre el charrán común y la golondrina, la mayoría de los nombres vulgares son compartidos con el charrán ártico. Cuatro subespecies del charrán común son reconocidas por la mayoría de autores, aunque a veces S. h. minussensis se considera un intergrado entre S. h. hirundo y S. h. longipennis.​

SubespeciesZonas de anidación​​Características principales
Nombre trinomialAutoridad
S. h. hirundoLinnaeus, 1758​Europa, norte de África, desde Asia Oriental hasta Siberia occidental y Kazajistán, América del Norte.​Las diferencias entre las poblaciones americana y eurasiáticas son mínimas. En promedio, las alas de las aves americanas tienen una longitud ligeramente más corta y la extensión de la punta oscura en la mandíbula superior tiende a ser menor que en las aves de los países escandinavos y del extremo este de Eurasia. La proporción de negro en el pico es mínima en el oeste de Europa, por lo que los adultos reproductores británicos son muy similares a las aves americanas a este aspecto.6
S. h. minussensisSushkin, 1925​Zona oriental del lago Baikal hasta el norte de Mongolia y el sur de Tíbet.​La parte superior del cuerpo y las alas son más pálidas que las de S. h. longipennis y tiene un pico carmesí con la punta negra.
S. h. longipennisNordmann, 1835​Siberia central hasta China, también en Alaska.​Tiene el plumaje con un tono gris más oscuro que la subespecie nominal, pico negro más corto, patas de color marrón rojizo oscuro y alas más largas.​
S. h. tibetanaSaunders, 1876​Desde los Himalayas hasta el sur de Mongolia y China.​Es similar a la subespecie nominal, pero el pico es más corto y con la punta negra y más amplia.​

Especies similares

Varios miembros de Sterna poseen un tamaño y aspecto similares al charrán común.​ Una especie habitualmente difícil de diferenciar es el charrán ártico (S. paradisaea) y, hasta que se definieron las características esenciales, ambas aves eran confundidas durante el vuelo o desde la distancia; también eran conocidas en forma conjunta como «charranes commic». Aunque son similares en tamaño,​ ambos charranes difieren en estructura anatómica y vuelo. El charrán común tiene la cabeza más grande, un cuello más grueso, patas más largas y triangulares, alas más rígidas que su pariente y vuelo más potente y recto.​ Por su lado, el charrán ártico tiene partes inferiores más grisáceas que el charrán común y sus mejillas blancas son más evidentes. El obispillo del charrán común puede ser grisáceo en el plumaje de adulto no reproductor, en comparación con el blanco puro de su pariente. El charrán común desarrolla una porción oscura en las alas cuando se acerca la temporada de reproducción, pero las alas del charrán ártico se tornan blancas durante todo el verano boreal. Desde tierra, las plumas de vuelo del charrán ártico se observan translúcidas con cielo brillante; sin embargo, solamente cuatro de las plumas más internas de las alas del charrán común poseen esta característica.​ En el charrán ártico el borde posterior de las plumas de vuelo exteriores tiene una línea fina y negra, pero se observa más gruesa y menos definida en S. hirundo. Un charrán común adulto tiene el pico rojizo anaranjado con una punta negra, excepto S. h. longipennis que tiene el pico negro y patas de color rojo brillante; en el charrán ártico las patas y el pico son de un rojo más oscuro y carece del extremo negro en el pico.​

En las zonas de anidación, el charrán rosado (S. dougallii) puede distinguirse por su plumaje claro, pico largo y negro y plumas largas en la cola.​ El plumaje de adulto no reproductor es claro por encima y blanco por debajo —a veces con tonos rosáceos—, tiene el pico negro y se observan unas plumas oscuras bajo su cola blanca.​ Durante el vuelo el charrán rosado se caracteriza por su cabeza y cuello grandes, pico largo y aleteos rápidos y rígidos. Busca su alimento en el mar con mayor frecuencia que el charrán común. En América del Norte, el charrán de Forster (S. forsteri) posee plumaje nupcial que lo hace aparentemente más grande que S. hirundo, también tiene las alas relativamente más cortas, cabeza considerablemente grande, pico grueso y patas largas y fuertes; en su plumaje de adulto no reproductor la cabeza es blanca con una mancha ocular oscura, algo que lo hace inconfundible de las demás aves americanas.​ En las zonas de invernada también existe confusión en la diferenciación de las aves, con el charrán antártico (S. vittata) en los océanos australes, el charrán sudamericano (S. hirundinacea), el charrán maorí (S. striata) en Australasia y el charrán arábigo (S. repressa) en el océano Índico. Para la identificación se pueden tener en cuenta las diferencias del plumaje debido a las temporadas de reproducción «opuestas». El charrán antártico es más robusto que S. hirundo y con un pico más grueso. En el plumaje del adulto reproductor las partes inferiores son oscuras y el píleo es completamente negro y delineado con una línea blanca sobre las mejillas, pero el plumaje del adulto no reproductor carece, o está poco definido, de la banda carpiana y las aves jóvenes presentan franjas oscuras en las plumas terciarias que son visibles cuando el ala está cerrada o durante el vuelo.​ El charrán sudamericano es más grande que S. hirundo, con un pico rojizo más curvo y grande y tiene un píleo negro más amplio y uniforme en el plumaje de adulto no reproductor.​ Al igual que S. vittata, el charrán sudamericano carece de banda carpiana en el plumaje de adulto no reproductor y también comparte la mencionada característica de las plumas terciarias en las aves jóvenes. La frente del charrán maorí es blanca en el plumaje de adulto reproductor y cuenta con un pico más grueso; el plumaje del adulto no reproductor es más claro en la parte inferior que S. hirundo y las partes inferiores de las alas son blancas.​ El charrán arábigo es más pequeño, tiene partes superiores grises y lisas, el plumaje del adulto reproductor es más oscuro en la parte superior y las mejillas son más blancas.​

Los jóvenes charranes comunes se diferencian fácilmente de otras especies relacionadas de edad similar, pues presentan una coloración rojiza en la parte posterior de la cabeza y una base clara en el pico. En tanto, los charrares árticos jóvenes pueden desarrollar un dorso gris y un pico negro y los charranes rosados juveniles tienen una peculiar mancha en forma de silla de montar en tono sepia en el dorso.​ Se han documentado hibridaciones entre charranes comunes y rosados —en particular, provenientes de los Estados Unidos— y el plumaje intermedio y las llamadas observados en estas aves son una dificultad potencial para la identificación. Estas aves pueden tener un pico casi completamente negro, pero la confirmación de una reproducción mixta puede depender de detalles específicos de las plumas de vuelo individuales.​

Distribución y hábitat

La mayoría de las poblaciones presenta una conducta migratoria, pues en el hemisferio norte viajan a regiones más al sur de sus zonas de anidación de clima templado y subártico para pasar el invierno. En su primer verano las aves jóvenes suelen permanecer en sus zonas de invernada, aunque algunas retornan a las colonias de anidación en algún momento después de la llegada de los adultos. En América del Norte el charrán común anida a lo largo de la costa atlántica de Labrador hasta Carolina del Norte y hacia el interior atravesando gran parte de Canadá hasta el extremo oriental de las Rocallosas. En los Estados Unidos también pueden encontrarse algunas poblaciones nidificantes en los estados fronterizos de los Grandes Lagos y, de manera limitada, en la costa del golfo de México.​ Las colonias del Caribe realizan migraciones pequeñas y parciales. Estas poblaciones se encuentran en las Bahamas, Cuba​ y en los archipiélagos de Los Roques y Las Aves en las aguas venezolanas. En el continente americano las aves pasan el invierno en las costas atlántica y pacífica de América Central y del Sur, en las costas de la Argentina y en el litoral norte de Chile.​ Los registros provenientes de América del Sur y las Azores indican que algunas aves pueden cruzar el Atlántico en ambos sentidos en su ruta migratoria.​

El charrán común anida en la mayor parte de Europa y las poblaciones más grandes se encuentran en el norte y este del continente. Existen pequeñas poblaciones en la costa norte de África y en las Azores, Canarias y Madeira. La mayoría de los grupos mencionados pasa el invierno cerca del África Occidental o Meridional, si bien las aves provenientes del sur y oeste de Europa tienden a permanecer al norte del ecuador, otras poblaciones migran más hacia el sur.​ La zona de anidación atraviesa las zonas templadas y la taiga en Asia, con asentamientos dispersos en el golfo Pérsico y la costa de Irán.​ Unas poblaciones más pequeñas anidan en las islas cercanas a Sri Lanka y en la región de Ladakh de la meseta del Tíbet.​ Las aves de Asia occidental invernan en el norte del océano Índico;​ la subespecie S. h. tibetana llega cerca de África Oriental durante el invierno boreal.​ Las aves que habitan los extremos norte y este de Asia, como S. h. longipennis, migran a través de Japón, Tailandia y el Pacífico occidental hasta el sur de Australia.​ Existen colonias pequeñas y erráticas en el África Occidental, específicamente en Nigeria y Guinea-Bisáu, pero son no son frecuentes porque están en una zona de invernada. Solo se han observado unos cuantos charranes comunes en Nueva Zelanda​ y la presencia de esta especie en la Polinesia no está completamente esclarecida.​

Un charrán anillado en su nido en Suecia fue encontrado muerto cinco meses más tarde en la isla Stewart después de haber volado aproximadamente 25 000 km(kilómetros).​ Algunas veces, en las migraciones a larga distancia, el charrán común llega a sitios más allá de su distribución geográfica habitual. Se han encontrado aves perdidas en el interior de África (Zambia y Malaui), las Maldivas y las Comoras;​ la subespecie nominal, por ejemplo, ha aparecido en Australia,​ los Andes y en el interior de América del Sur. También hay avistamientos recientes de S. h. longipennis (endémica de Asia) en Europa occidental.​

Esta ave reside en una mayor cantidad de hábitats que cualquiera de sus parientes, pues anida desde la taiga asiática hasta las costas tropicales​ y en altitudes de 2000 m s. n. m. (metros sobre el nivel del mar) en Armenia y hasta 4800 m s. n. m. en Asia.​ Evita los lugares frecuentemente expuestos al exceso de lluvia o viento y los cuerpos de agua congelada, por lo que no anida tan al norte como el charrán ártico. Prefiere anidar cerca de lagos de agua dulce o en el mar, en casi cualquier hábitat de terreno llano y abierto, como playas de arena o guijarros, zonas de dunas firmes, marismas salinas o, más comúnmente, islas. Los brezales o pastizales llanos, o incluso grandes rocas planas, pueden resultar adecuados en un entorno isleño.​ En colonias mixtas tolera vegetación de mayor altura durante más tiempo que el charrán ártico, pero de menor altura que la tolerable por el charrán rosado; en este caso, el factor relevante es la longitud diferente de las patas de las tres especies mencionadas.​ El charrán común se adapta fácilmente a las balsas flotantes artificiales e incluso puede anidar en el tejado plano de las fábricas.​ Puede asentar su nido en lugares poco regulares, como fardos de heno, tocones que sobresalen 0.6 m (metros) sobre el agua y troncos o vegetación flotantes. Existe el caso documentado de un charrán común que se adueñó del nido de un playero manchado y puso sus huevos junto a los del ave limícola.​ Fuera de la temporada de reproducción todo lo que necesita en cuanto al hábitat es un acceso a sitios para pescar y algún lugar para aterrizar. Aparte de las playas y rocas naturales, utiliza muchas veces los barcos, boyas y muelles como posaderos y perchas nocturnas.​

Foto: José Luis Pushaina

Comportamiento

Territorialidad

El charrán común anida en colonias que normalmente no superan las 2000 parejas,​ pero en ocasiones pueden contar más de 20 000.​ Las colonias tienden a ser más pequeñas tierra adentro que en la costa. Casi siempre anida junto a otras especies costeras, como los charranes ártico,​ rosado y patinegro (Thalasseus sandvicensis); la gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus)​ y el rayador americano (Rynchops niger). Por alguna razón desconocida, la mayor parte o la totalidad de los charranes vuela silenciosa y rápidamente hacia el mar. A este fenómeno se denomina «pavor» y ocurre sobre todo en la primera etapa de la temporada de reproducción.​

A su llegada a las zonas de cría, puede merodear durante unos días antes de establecerse en un territorio​ y el verdadero inicio de la nidada puede estar relacionado con una alta disponibilidad de presas.​ Únicamente defienden una zona pequeña y las distancias entre nidos pueden ser de solo 50 cm (centímetros), aunque lo habitual es que se hallen separados de 150 a 350 cm entre sí. Al igual que muchas aves, el sitio es reutilizado cada año; por ejemplo, una pareja regresó al mismo lugar en diecisiete temporadas reproductivas sucesivas. Alrededor del 90 % de las aves experimentadas reutilizaron su antiguo territorio, mientras que las aves jóvenes anidaron en la periferia, encontraron un compañero desconsolado o se trasladaron a otra colonia.​ El macho selecciona un territorio de anidación pocos días después de su llegada en la primavera y se une a su hembra anterior, excepto si ella llega con más de cinco días de retraso, en cuyo caso se desentiende de la pareja.​

El macho se ocupa principalmente de la defensa del territorio y repele a otros charranes intrusos. Cuando se acerca algún extraño, emite una llamada de alarma, abre sus alas, levanta la cola e inclina la cabeza para mostrar su píleo negro. Si el intruso persiste, el macho interrumpe la llamada y ataca usando su pico hasta que el intruso levanta la cabeza exponiendo su garganta en señal de sometimiento. Los intrusos aéreos simplemente son atacados, a veces con un ascenso en espiral. Si bien se observa agresión a pájaros adultos, los polluelos errantes suelen ser tolerados, aunque en una colonia de gaviotas estos serían atacados y asesinados. El nido es defendido hasta que los polluelos han emplumado y todos los adultos de la colonia ahuyentarán colectivamente a depredadores potenciales.​

Reproducción

Las parejas se consolidan luego de un cortejo de exhibiciones aéreas en las que el macho y la hembra vuelan en amplios círculos a una altura de aproximadamente 200 m (metros) y con cantos a cada rato, antes de que ambos desciendan en planeos en zigzag. Si el macho lleva un pez en el pico, puede llamar la atención de otros machos también. Si están en tierra, el macho corteja a la hembra caminando alrededor de ella con su cuello y cola alzados, la cabeza apuntando hacia abajo y las alas parcialmente abiertas. Si ella le corresponde, ambos adoptan una postura con la cabeza señalando hacia el cielo. El macho puede provocar a la hembra con un pez, que no le da hasta que ella le ha suplicado lo suficiente. Una vez que ha terminado el cortejo, el macho cava un agujero poco profundo en la arena y la hembra escarba en el mismo sitio. Tras varios intentos, la pareja tendrá un sitio preparado para el nido.​ La hembra pone sus huevos sobre la arena desnuda, grava o tierra, pero puede usar un revestimiento de residuos o vegetación si está disponible​ o forrar el nido con algas, piedras o conchas. El agujero en forma de plato tiene aproximadamente 4 cm (centímetros) de profundidad y 10 cm de diámetro, pero se puede extender hasta 24 cm, incluyendo el material decorativo circundante.​ El éxito reproductivo en las regiones propensas a inundaciones ha mejorado con la colocación de esteras artificiales hechas de crin marina que fomentan el anidamiento de charranes en áreas más elevadas y menos vulnerables, pues muchos prefieren estas esteras a la arena desnuda para asentar su nido.​ El charrán común usa más material en los nidos que los charranes rosados o árticos, aunque muchas veces el charrán rosado anida en zonas con mayor vegetación. El ave es experta en localizar su nido en una colonia extensa. Los estudios demuestran que el charrán común es capaz de encontrar sus huevos cuando están enterrados, incluso si se quita material del nido o los cubre la arena. Pueden localizar su nido a 5 m de su sitio original —incluso si se traslada en varias etapas— y aceptan los huevos si son remendados con plastilina o coloreados con amarillo, pero no con rojo o azul. Esta capacidad de localizar sus huevos podría ser una adaptación a la vida en un entorno inestable, al viento y las mareas.​

El apogeo de la producción de huevos se da a principios de mayo, pero en algunas aves, particularmente los adultos en su primera vez, ocurre a finales de dicho mes o en junio.​ Normalmente el tamaño de la puesta es de tres huevos y es probable que las nidadas de mayor tamaño sean el resultado de dos hembras que ponen en el mismo nido. El tamaño promedio de cada huevo es 41 × 31 mm (milímetros), aunque cada huevo sucesivo de una puesta es ligeramente más pequeño que el primero; el peso promedio es de 20.2 g (gramos), de los cuales el 5 % corresponde al cascarón.​ El peso del huevo depende de lo bien alimentada que esté la hembra, así como de su postura en la puesta. Los huevos son de color crema, ocre pardo o marrón claro, con rayas, puntos o manchas negras, marrones o grises que ayudan a camuflarlos. La pareja realiza la incubación —aunque la hembra se hace cargo de ella por más tiempo— y tiene una duración de aproximadamente de 21 a 22 días, extiendiéndose a 25 días si hay distubios frecuentes en la colonia que obliguen a los adultos a dejar los huevos sin vigilancia; la depredación nocturna puede conducir a que la incubación dure hasta 34 días.​ En los días calurosos el padre sale en busca de agua para humedecer las plumas de su vientre y regresa de nuevo a la incubación, lo que ofrezce a los huevos cierto enfriamiento.11​ A menos que la colonia sufra algún desastre, el 90 % de los huevos consigue eclosionar.​ El polluelo es precoz, presenta un fino plumón amarillento con manchas negras o marrones​ y, así como los huevos, sus etapas de crecimiento son similares a las de los charranes árticos.​ Abandonan el nido a los 22-28 días,​ generalmente entre los días 25 y 26. Los polluelos siguen recibiendo alimento en el nido durante unos cinco días más y después acompañan a los adultos en expediciones de pesca; también pueden recibir alimentos suplementarios de los padres hasta el final de la temporada de reproducción o más. Se tiene constancia de que el charrán común alimenta a sus crías durante la migración y en las zonas de invernada, al menos hasta que los adultos se trasladan más hacia el sur durante el mes de diciembre.​

Como muchos miembros del género Sterna, esta especie protege su nido y polluelos y ahuyenta a humanos, perros, ratas almizcleras y una gran variedad de aves diurnas, pero a diferencia del más agresivo charrán ártico, rara vez agrede al intruso y suele desviarse bruscamente en el último momento. Las aves adultas son capaces de distinguir a cada humano y atacan con mayor intensidad a las personas con las que están más familiarizadas que a los extraños.​ Los depredadores nocturnos no sufren agresiones similares;​ las colonias pueden ser devastadas por las ratas y los adultos abandonan el lugar durante casi ocho horas si hay búhos cornudos en las cercanías.​

Por lo general, la pareja se reproduce una vez al año y posiblemente tengan una segunda puesta si se pierde la primera. En raras ocasiones, la pareja puede incubar una segunda puesta al mismo tiempo que alimenta algunos polluelos de la primera. Normalmente el primer intento reproductivo ocurre a los cuatro años de edad, a veces a los tres. A nivel mundial, el promedio de jóvenes por pareja que sobrevive hasta el emplumecimiento puede variar de cero —en caso de que la colonia se inunde— a más de 2.5 en un buen año. En América del Norte, la media está entre 1.0 y 2.0 en las islas, pero es inferior a 1.0 en los litorales y tierra adentro. Con la edad las aves adquieren mayor eficiencia en la crianza de sus polluelos, esto se observa durante toda la etapa reproductiva y alcanza su máximo en los primeros cinco años.​ La edad máxima documentada en la naturaleza es de 23 años en América del Norte​ y 33 en Europa,​ si bien la edad más común es de 12 años.​

Alimentación

Como los demás charranes, S. hirundo captura a sus presas zambulléndose en picado desde una altura de 1 a 6 m (metros), tanto en el mar como en lagos y ríos. La inmersión dura alrededor de un segundo, pero nunca desciende más de 50 cm (centímetros) bajo el agua.​ Cuando busca peces vuela mirando hacia abajo con su pico apuntando verticalmente a la superficie del agua; también puede volar en círculos o cernirse brevemente antes de zambullirse en el agua. Por su parte, el charrán ártico emplea una técnica conocida como «planeo escalonado» (stepped-hover) y el charrán rosado se sumerge rápidamente desde una mayor altura y durante más tiempo.​ El charrán común puede buscar alimento hasta 5.10 km (kilómetros) de distancia de la colonia de anidación, en ocasiones hasta 15 km. Perseguirá a los bancos de

peces y su ruta de migración en África occidental se ve afectada por el movimiento de grandes cardúmenes de sardinas frente a las costas de Ghana; también seguirá los grupos de peces depredadores​ o delfines y esperará que su presa sea conducida hasta la superficie del mar.​ Habitualmente se alimenta en bandadas —en especial si la comida es abundante— y el resultado habitual de la pesca colectiva es aproximadamente un tercio mayor que el de la pesca individual.​

Foto: Jeyson Sanabria-Mejía

En el interior de los conos de la retina de sus ojos posee unas gotitas de aceite rojizo. Estas mejoran el contraste y agudizan la visión a distancia, sobre todo en condiciones brumosas.​ Las aves que necesitan ver a través del plano de contacto aire-agua, como las gaviotas y los charranes, tienen gotitas de aceite coloreadas con pigmentos carotenoides en mayor intensidad que otras especies.​ Esta vista mejorada ayuda a los charranes a localizar cardúmenes, aunque no se sabe si pueden percibir el fitoplancton del que se alimentan los peces u observan a otros charranes buceando en busca de alimento.​ La mayoría de miembros de las familias Sternidae y Laridae no cuenta con ojos particularmente sensibles a los rayos ultravioleta, una adaptación más adecuada para aves que se alimentan en tierra como las gaviotas.​

El tamaño más frecuente de las peces que captura va desde los 5 a los 15 cm (centímetros) de longitud.​ Las especies capturadas varían según lo que encuentre disponible en el mar, pero cuando es posible elegir los charranes con nidadas más numerosas capturan presas de mayor tamaño que los que tienen nidadas más pequeñas.​ La proporción de polluelos alimentados con peces puede llegar al 95 % en algunas zonas, pero los invertebrados pueden constituir una parte importante de la dieta, en la que se incluyen: gusanos, sanguijuelas y moluscos, como calamares pequeños y crustáceos (gambas, quisquillas y cangrejos topo). En zonas de agua dulce pueden capturar insectos grandes como escarabajos, gusanos blancos y polillas; también atrapan insectos adultos en el aire y recogen larvas del suelo o sobre la superficie del agua. La presa queda atrapada en el pico y la traga de cabeza o se la lleva a los polluelos. En raras ocasiones transporta dos o más peces pequeños en el mismo viaje.​ Cuando los adultos regresan con alimento al nido reconocen a sus crías por las llamadas en lugar de por la identificación visual.​

Cuando conviven juntos, el charrán común roba los peces capturados por el charrán ártico,​ así como sufrir cleptoparasitismo por págalos,​ gaviotas reidoras americanas,​ charranes rosados o por otras aves de su misma especie mientras regresa con peces a su nido. En una investigación, dos machos cuyas parejas habían muerto lograron sacar adelante su nidada robando comida de los nidos vecinos. S. hirundo es capaz de beber mientras vuela y habitualmente toma agua de mar en lugar de agua dulce, si ambas están disponibles.​ Los polluelos no beben antes del emplumecimiento, sino que reabsorben agua y, al igual que los adultos, excretan el exceso de sal en una solución concentrada por una glándula nasal especializada.​ Los huesos de peces y los exoesqueletos duros de crustáceos o insectos son regurgitados en forma de egagrópilas. Los adultos vuelan del nido para defecar, inclusive los pequeños polluelos salen para depositar sus heces en un agujero escarbado a poca distancia del nido. Cuando los adultos atacan a animales o seres humanos suelen defecar en el momento que descienden en picado y casi siempre tienen éxito para ensuciar al intruso.​

Depredadores y parásitos

Existe una amplia variedad de animales terrestres implicados en ataques a individuos adultos y sus colonias. Por ejemplo, en América del Norte se ha reportado que las ratas roban huevos y los acaparan en grandes cantidades en escondites;​ y el visón americano (especie introducida en Escocia) y el zorro rojo​ son importantes depredadores de polluelos indefensos.​ En diferentes zonas geográficas, otros animales terrestres que en mayor o menor medida atacan las colonias son los mapaches boreales, mofetas rayadas, comadrejas andinas, ardillas arborícolas, perros domésticos, gatos salvajes, reptiles y hormigas.​ En África Occidental se han reportado humanos consumiendo los huevos y destruyendo parte de las colonias buscándolos.​ Debido a que los charranes comunes suelen anidar en islas, los depredadores más comunes suelen ser otras aves en lugar de mamíferos. Por ejemplo, el vuelvepiedras común depreda los nidos sin vigilancia;​ las gaviotas se llevan a los polluelos;​ los búhos cornudos y campestres matan a los adultos y polluelos; el martinete común se alimenta de los pequeños polluelos; los esmerejones y halcones peregrinos agreden a los individuos adultos mientras vuelan. Aparentemente, los charranes logran confundir a los depredadores que vuelan rápido si se congregan en bandadas.​

Entre los parásitos están los piojos de las plumas, que son muy diferentes de los que se encuentran en los charranes árticos pese a la estrecha similitud con S. hirundo.​ También algunos helmintos —como los miembros del género DiphyllobothriumLigula intestinalis (un parásito encontrado principalmente en patos), Schistocephalus (descubierto inicialmente en los peces) y cestodos de la familia Cyclophyllidea— han infestado a los charranes comunes. El ácaro Reighardia sternae apareció en charranes comunes de Italia, América del Norte y China.​ Un estudio de 75 charranes comunes en etapa reproductiva encontró que ninguno portaba parásitos en la sangre.​ Se han observado las colonias afectadas por el cólera aviar y ornitosis y es posible que el charrán común esté amenazado en el futuro por brotes de gripe aviaria a los que ya es susceptible.​ En 1961, fue la primera especie de aves silvestre identificada como infectada por la gripe aviar y se encontró la variante H5N3 en un brote de aves sudafricanas.​

Estado de conservación

A nivel mundial está catalogada como una especie bajo preocupación menor en la Lista Roja de la UICN.1​ En 2006 contaba con una población aproximada de 1 600 000-4 600 000 individuos adultos y su zona de anidación abarca una superficie de unos 29 200 000 km² (kilómetros cuadrados); se han estimado 250 000-500 000 parejas reproductoras, la mayoría en Asia.​ Unas 140 000 parejas anidan en Europa (estimación del año 2000)​ y casi 80 000 lo hacen en América del Norte (1983), la mayoría en la costa noreste del Atlántico​ y región de los Grandes Lagos, donde se asienta una población de casi 10 000 parejas en franco declive (2003).​ En el siglo xix el uso de las plumas y alas de los charranes en los sombreros fue la causa fundamental de la reducción en las poblaciones europeas y norteamericanas, sobre todo en las costas del Atlántico y hacia el interior. A veces se empleaban charranes enteros disecados para hacer sombreros. Las poblaciones se recuperaron a principios del siglo xx, debido principalmente a las nuevas leyes y a la labor de las organizaciones de conservación ambiental. Aunque las poblaciones euroasiáticas son estables, las norteamericanas se han reducido en más del 70 % en los últimos 40 años y existe una tendencia negativa en las estimaciones mundiales de esta especie.​

Las principales amenazas son la pérdida de hábitat por la construcción de viviendas costeras, el crecimiento de la vegetación o la perturbación de las aves en cortejo por seres humanos, vehículos, barcos o perros. Las inundaciones pueden conducir a pérdidas de nidos y algunas colonias son vulnerables a la depredación por ratas y gaviotas, estas últimas también compiten con los charranes por los lugares de anidación. En el Caribe algunas aves son cazadas para su venta comercial como alimento.​ El éxito reproductivo puede mejorar si se usan balsas flotantes, islas artificiales u otros nidos artificiales y al impedir la perturbación humana. Otras intervenciones realizadas por el hombre consisten en la quema de la vegetación para despejar el terreno y el exterminio de las gaviotas con el fin de desalentar sus incursiones. El uso de policlorobifenilos (PCB) dio lugar a niveles altos de feminización en embriones masculinos —que parecía desaparecer antes de emplumecer—, pero no afecta la productividad de la colonia; sin embargo, el diclorodifenildicloroetileno (DDE), que resulta de la degradación del DDT, condujo a niveles muy bajos en el éxito reproductivo en algunos lugares en los Estados Unidos.​

La especie se ve particularmente afectada por el cambio climático. Un equipo de investigación de la Agencia de Medio Ambiente del Reino Unido y de la Real Sociedad para la Protección de las Aves estudió el futuro desarrollo de la distribución europea de las aves de cría sobre la base de los modelos climáticos y concluyó que para finales del siglo xxi el área del charrán común se encogerá considerablemente y se trasladará hacia el norte. Ponen en evidencia que el área de distribución en Europa Oriental se fragmentó de manera significativa y que han aparecido nuevas zonas de cría en Islandia y en partes de Nueva Zembla, pero no pueden compensar el territorio geográfico perdido.​ El charrán común es una de las especies protegidas en el Acuerdo sobre la Conservación de las Aves Acuáticas Migratorias Afrourasiáticas (AEWA) y el Tratado de Aves Migratorias de 1918. Los países participantes del AEWA están obligados a cumplir con las estrategias de conservación descritas en el plan de acción. Este tiene por objetivo abordar cuestiones como la conservación de la especie y sus hábitats y la gestión, investigación, educación e implementación de las actividades humanas.​ Las legislaciones norteamericanas son similares, pero hace mayor énfasis en la protección.

​Common tern

The common tern (Sterna hirundo) is a seabird in the family Laridae. This bird has a circumpolar distribution, its four subspecies breeding in temperate and subarctic regions of Europe, Asia and North America. It is strongly migratory, wintering in coastal tropical and subtropical regions. Breeding adults have light grey upperparts, white to very light grey underparts, a black cap, orange-red legs, and a narrow pointed bill. Depending on the subspecies, the bill may be mostly red with a black tip or all black. There are several similar species, including the partly sympatric Arctic tern, which can be separated on plumage details, leg and bill colour, or vocalisations.

Breeding in a wider range of habitats than any of its relatives, the common tern nests on any flat, poorly vegetated surface close to water, including beaches and islands, and it readily adapts to artificial substrates such as floating rafts. The nest may be a bare scrape in sand or gravel, but it is often lined or edged with whatever debris is available. Up to three eggs may be laid, their dull colours and blotchy patterns providing camouflage on the open beach. Incubation is by both sexes, and the eggs hatch in around 21–22 days, longer if the colony is disturbed by predators. The downy chicks fledge in 22–28 days. Like most terns, this species feeds by plunge-diving for fish, either in the sea or in freshwater, but molluscs, crustaceans and other invertebrate prey may form a significant part of the diet in some areas.

Eggs and young are vulnerable to predation by mammals such as rats and American mink, and large birds including gulls, owls and herons. Common terns may be infected by lice, parasitic worms, and mites, although blood parasites appear to be rare. Its large population and huge breeding range mean that this species is classed as being of least concern, although numbers in North America have declined sharply in recent decades. Despite international legislation protecting the common tern, in some areas, populations are threatened by habitat loss, pollution, or the disturbance of breeding colonies.

Taxonomy

Terns are small to medium-sized seabirds closely related to the gulls, skimmers and skuas. They are gull-like in appearance, but typically have a lighter build, long pointed wings (which give them a fast, buoyant flight), a deeply forked tail, slender legs, and webbed feet. Most species are grey above and white below, and have a black cap which is reduced or flecked with white in the non-breeding season.

The common tern’s closest relatives appear to be the Antarctic tern, followed by the Eurasian Arctic and roseate terns. Genetic evidence suggests that the common tern may have diverged from an ancestral stock earlier than its relatives. No fossils are known from North America, and those claimed in Europe are of uncertain age and species.

The common tern was first described by Carl Linnaeus in his landmark 1758 10th edition of Systema Naturae under its current scientific name, Sterna hirundo. «Stearn» was used in Old English, and a similar word was used by the Frisians for the birds. «Stearn» appears in the poem The Seafarer, written around 1000 A.D. Linnaeus adopted this word for the genus name Sterna. The Latin for swallow is hirundo, and refers here to the tern’s superficial likeness to that unrelated bird, which has a similar light build and long forked tail. This resemblance also leads to the informal name «sea swallow», recorded from at least the seventeenth century. The Scots names picktarnietarrock and their many variants are also believed to be onomatopoeic, derived from the distinctive call. Because of the difficulty in distinguishing the two species, all the informal common names are shared with the Arctic tern. The there was some uncertainty whether Sterna hirundo should apply to the common tern or the arctic tern as the species are very similar and both occur in Sweden. In 1913, the Swedish zoologist Einar Lönnberg concluded that the binomial name Sterna hirundo applied to the common tern.

Four subspecies of the common tern are generally recognized, although S. h. minussensis is sometimes considered an intergrade between S. h. hirundo and S. h. longipennis.

SubspeciesBreeding rangeDistinctive features
S. h. hirundo
Linnaeus, 1758
Europe, North Africa, Asia east to western Siberia and Kazakhstan, and North America.Differences between the American and Eurasian populations are minimal. American birds have a slightly shorter wing length on average, and the extent of the black tip on the upper mandible tends to be less than in birds from Scandinavia and further east in Eurasia. The proportion of black on the bill is at its minimum in the west of Europe, so British breeders are very similar to American birds in this respect.
S. h. minussensis
Sushkin, 1925
Lake Baikal east to northern Mongolia and southern Tibet.Paler upper body and wings than S. h. longipennis, black-tipped crimson bill.
S. h. longipennis
Nordmann, 1835
Central Siberia to China, also Alaska.Darker grey than the nominate subspecies, with shorter black bill, darker red-brown legs, and longer wings.
S. h. tibetana
Saunders, 1876
Himalayas to southern Mongolia and China.Like the nominate subspecies, but with a shorter bill and a broader black tip.

Description

The nominate subspecies of the common tern is 31–35 cm (12–14 in) long, including a 6–9 cm (2.4–3.5 in) fork in the tail, with a 77–98 cm (30–39 in) wingspan. It weighs 110–141 g (3.9–5.0 oz).[17] Breeding adults have pale grey upperparts, very pale grey underparts, a black cap, orange-red legs, and a narrow pointed bill that can be mostly red with a black tip, or all black, depending on the subspecies. The common tern’s upper wings are pale grey, but as the summer wears on, the dark feather shafts of the outer flight feathers become exposed, and a grey wedge appears on the wings. The rump and tail are white, and on a standing bird the long tail extends no further than the folded wingtips, unlike the Arctic and roseate terns in which the tail protrudes beyond the wings. There are no significant differences between the sexes. In non-breeding adults, the forehead and underparts become white, the bill is all black or black with a red base, and the legs are dark red or black. The upper wings have an obvious dark area at the front edge of the wing, the carpal bar. Terns that have not bred successfully may moult into non-breeding adult plumage beginning in June, though late July is more typical, with the moult suspended during migration. There is also some geographical variation; Californian birds are often in non-breeding plumage during migration.

Juvenile common terns have pale grey upper wings with a dark carpal bar. The crown and nape are brown, and the forehead is ginger, wearing to white by autumn. The upper parts are ginger with brown and white scaling, and the tail lacks the adult’s long outer feathers. Birds in their first post-juvenile plumage, which normally remain in their wintering areas, resemble the non-breeding adult, but have a duskier crown, dark carpal bar, and often very worn plumage. By their second year, most young terns are either indistinguishable from adults, or show only minor differences such as a darker bill or white forehead.

The common tern is an agile flyer, capable of rapid turns and swoops, hovering, and vertical take-off. When commuting with fish, it flies close to the surface in a strong head wind, but 10–30 m (33–98 ft) above the water in a following wind. Unless migrating, normally it stays below 100 m (330 ft), and averages 30 km/h (19 mph) in the absence of a tail wind. Its average flight speed during the nocturnal migration flight is 43–54 km/h (27–34 mph) at a height of 1,000–3,000 m (3,300–9,800 ft).

Moult

Juveniles moult into adult plumage in its first October; first the head, tail, and body plumage is replaced, mostly by February, then the wing feathers. The primaries are replaced in stages; the innermost feathers moult first, then replacement is suspended during the southern winter (birds of this age staying in their wintering areas) and recommences in the autumn. In May to June of the second year, a similar moult sequence starts, with a pause during primary moult for birds that return north, but not for those that stay in the winter quarters. A major moult to adult breeding plumage occurs in the next February to June, between forty and ninety per cent of feathers being replaced. Old primary feathers wear away to reveal the blackish barbs beneath. The moult pattern means that the oldest feathers are those nearest the middle of the wing, so as the northern summer progresses, a dark wedge appears on the wing because of this feather ageing process.

Terns are unusual in the frequency in which they moult their primaries, which are replaced at least twice, occasionally three times in a year. The visible difference in feather age is accentuated in the greater ultraviolet reflectance of new primaries, and the freshness of the wing feathers is used by females in mate selection. Experienced females favor mates which best show their fitness through the quality of their wing feathers. Rarely, a very early moult at the nesting colony is linked to breeding failure, both the onset of moult and reproductive behaviour being linked to falling levels of the hormone prolactin.

Similar species

This Arctic tern shows the all-red bill, greyer underparts, translucent flight feathers, and narrow black border to the wings which separate it from the common tern.

There are several terns of a similar size and general appearance to the common tern. A traditionally difficult species to separate is the Arctic tern, and until the key characteristics were clarified, distant or flying birds of the two species were often jointly recorded as «commic terns». Although similar in size, the two terns differ in structure and flight. The common tern has a larger head, thicker neck, longer legs, and more triangular and stiffer wings than its relative, and has a more powerful, direct flight. Arctic terns have greyer underparts than the common variety, which makes its white cheeks more obvious, whereas the rump of the common tern can be greyish in non-breeding plumage, compared to the white of its relative. The common tern develops a dark wedge on the wings as the breeding season progresses, but the wings of the Arctic stay white throughout the northern summer. All the flight feathers of the Arctic tern are translucent against a bright sky, only the four innermost wing feathers of the common tern share this property. The trailing edge of the outer flight feathers is a thin black line in the Arctic tern, but thicker and less defined in the common. The bill of an adult common tern is orange-red with a black tip, except in black-billed S. h. longipennis, and its legs are bright red, while both features are a darker red colour in the Arctic tern, which also lacks the black bill tip.

In the breeding areas, the roseate tern can be distinguished by its pale plumage, long, mainly black bill and very long tail feathers. The non-breeding plumage of roseate is pale above and white, sometimes pink-tinged, below. It retains the long tail streamers, and has a black bill. In flight, the roseate’s heavier head and neck, long bill and faster, stiffer wingbeats are also characteristic. It feeds further out to sea than the common tern. In North America, the Forster’s tern in breeding plumage is obviously larger than the common, with relatively short wings, a heavy head and thick bill, and long, strong legs; in all non-breeding plumages, its white head and dark eye patch make the American species unmistakable.

In the wintering regions, there are also confusion species, including the Antarctic tern of the southern oceans, the South American tern, the Australasian white-fronted tern and the white-cheeked tern of the Indian Ocean. The plumage differences due to «opposite» breeding seasons may aid in identification. The Antarctic tern is more sturdy than the common, with a heavier bill. In breeding condition, its dusky underparts and full black cap outline a white cheek stripe. In non-breeding plumages, it lacks, or has only an indistinct, carpal bar, and young birds show dark bars on the tertials, obvious on the closed wing and in flight. The South American tern is larger than the common, with a larger, more curved red bill, and has a smoother, more extensive black cap in non-breeding plumage. Like Antarctic, it lacks a strong carpal bar in non-breeding plumages, and it also shares the distinctive barring of the tertials in young birds. The white-fronted tern has a white forehead in breeding plumage, a heavier bill, and in non-breeding plumage is paler below than the common, with white underwings. The white-cheeked tern is smaller, has uniform grey upperparts, and in breeding plumage is darker above with whiter cheeks.

Juvenile common terns are easily separated from similar-aged birds of related species. They show extensive ginger colouration to the back, and have a pale base to the bill. Young Arctic terns have a grey back and black bill, and juvenile roseate terns have a distinctive scalloped «saddle». Hybrids between common and roseate terns have been recorded, particularly from the US, and the intermediate plumage and calls shown by these birds is a potential identification pitfall. Such birds may have more extensive black on the bill, but confirmation of mixed breeding may depend on the exact details of individual flight feathers.

Voice

Common terns have a wide repertoire of calls, which have a lower pitch than the equivalent calls of Arctic terns. The most distinctive sound is the alarm KEE-yah, stressed on the first syllable, in contrast to the second-syllable stress of the Arctic tern. The alarm call doubles up as a warning to intruders, although serious threats evoke a kyar, given as a tern takes flight, and quietens the usually noisy colony while its residents assess the danger. A down-slurred keeur is given when an adult is approaching the nest while carrying a fish, and is possibly used for individual recognition (chicks emerge from hiding when they hear their parents giving this call). Another common call is a kip uttered during social contact. Other vocalizations include a kakakakaka when attacking intruders, and a staccato kek-kek-kek from fighting males.

Parents and chicks can locate one another by call, and siblings also recognise each other’s vocalisations from about the twelfth day from hatching, which helps to keep the brood together.

Distribution and habitat

Most populations of the common tern are strongly migratory, wintering south of their temperate and subarctic Northern Hemisphere breeding ranges. First summer birds usually remain in their wintering quarters, although a few return to breeding colonies some time after the arrival of the adults. In North America, the common tern breeds along the Atlantic coast from Labrador to North Carolina, and inland throughout much of Canada east of the Rocky Mountains. In the United States, some breeding populations can also be found in the states bordering the Great Lakes, and locally on the Gulf coast. There are small, only partially migratory, colonies in the Caribbean; these are in The Bahamas and Cuba, and off Venezuela in the Los Roques and Las Aves archipelagos.

New World birds winter along both coasts of Central and South America, to Argentina on the east coast and to northern Chile on the west coast. Records from South America and the Azores show that some birds may cross the Atlantic in both directions on their migration.

The common tern breeds across most of Europe, with the highest numbers in the north and east of the continent. There are small populations on the north African coast, and in the Azores, Canary Islands and Madeira. Most winter off western or southern Africa, birds from the south and west of Europe tending to stay north of the equator and other European birds moving further south. The breeding range continues across the temperate and taiga zones of Asia, with scattered outposts on the Persian Gulf and the coast of Iran. Small populations breed on islands off Sri Lanka, and in the Ladakh region of the Tibetan plateau. Western Asian birds winter in the northern Indian Ocean, and S. h. tibetana appears to be common off East Africa during the Northern Hemisphere winter. Birds from further north and east in Asia, such as S. h. longipennis, move through Japan, Thailand and the western Pacific as far as southern Australia. There are small and erratic colonies in West Africa, in Nigeria and Guinea-Bissau, unusual in that they are within what is mainly a wintering area. Only a few common terns have been recorded in New Zealand, and this species’ status in Polynesia is unclear. A bird ringed at the nest in Sweden was found dead on Stewart Island, New Zealand, five months later, having flown an estimated 25,000 km (15,000 mi).

As long-distance migrants, common terns sometimes occur well outside their normal range. Stray birds have been found inland in Africa (Zambia and Malawi), and on the Maldives and Comoros islands; the nominate subspecies has reached Australia, the Andes, and the interior of South America. Asian S. h. longipennis has recent records from western Europe.

The common tern breeds over a wider range of habitats than any of its relatives, nesting from the taiga of Asia to tropical shores, and at altitudes up to 2,000 m (6,600 ft) in Armenia, and 4,800 m (15,700 ft) in Asia. It avoids areas which are frequently exposed to excessive rain or wind, and also icy waters, so it does not breed as far north as the Arctic tern. The common tern breeds close to freshwater or the sea on almost any open flat habitat, including sand or shingle beaches, firm dune areas, salt marsh, or, most commonly, islands. Flat grassland or heath, or even large flat rocks may be suitable in an island environment. In mixed colonies, common terns will tolerate somewhat longer ground vegetation than Arctic terns, but avoid the even taller growth acceptable to roseate terns; the relevant factor here is the different leg lengths of the three species. Common terns adapt readily to artificial floating rafts, and may even nest on flat factory roofs. Unusual nest sites include hay bales, a stump 0.6 m (2 ft) above the water, and floating logs or vegetation. There is a record of a common tern taking over a spotted sandpiper nest and laying its eggs with those of the wader. Outside the breeding season, all that is needed in terms of habitat is access to fishing areas, and somewhere to land. In addition to natural beaches and rocks, boats, buoys and piers are often used both as perches and as night-time roosts.

Behaviour

Territory

The common tern breeds in colonies which do not normally exceed two thousand pairs, but may occasionally number more than twenty thousand pairs. Colonies inland tend to be smaller than on the coast. Common terns often nest alongside other coastal species, such as Arctic, roseate and Sandwich terns, black-headed gulls, and black skimmers. Especially in the early part of the breeding season, for no known reason, most or all of the terns will fly in silence low and fast out to sea. This phenomenon is called a «dread».

On their return to the breeding sites, the terns may loiter for a few days before settling into a territory, and the actual start of nesting may be linked to a high availability of fish. Terns defend only a small area, with distances between nests sometimes being as little as 50 cm (20 in), although 150–350 cm (59–138 in) is more typical. As with many birds, the same site is re-used year after year, with a record of one pair returning for 17 successive breeding seasons. Around ninety per cent of experienced birds reuse their former territory, so young birds must nest on the periphery, find a bereaved mate, or move to another colony. A male selects a nesting territory a few days after his arrival in the spring, and is joined by his previous partner unless she is more than five days late, in which case the pair may separate.

The defence of the territory is mainly by the male, who repels intruders of either sex. He gives an alarm call, opens his wings, raises his tail and bows his head to show the black cap. If the intruder persists, the male stops calling and fights by bill grappling until the intruder submits by raising its head to expose the throat. Aerial trespassers are simply attacked, sometimes following a joint upward spiralling flight. Despite the aggression shown to adults, wandering chicks are usually tolerated, whereas in a gull colony they would be attacked and killed. The nest is defended until the chicks have fledged, and all the adults in the colony will collectively repel potential predators.

Breeding

Pairs are established or confirmed through aerial courtship displays in which a male and a female fly in wide circles up to 200 m (660 ft) or more, calling all the while, before the two birds descend together in zigzag glides. If the male is carrying a fish, he may attract the attention of other males too. On the ground, the male courts the female by circling her with his tail and neck raised, head pointing down, and wings partially open. If she responds, they may both adopt a posture with the head pointed skywards. The male may tease a female with the fish, not parting with his offering until she has displayed to him sufficiently. Once courtship is complete, the male makes a shallow depression in the sand, and the female scratches in the same place. Several trials may take place until the pair settle on a site for the actual nest. The eggs may be laid on bare sand, gravel or soil, but a lining of debris or vegetation is often added if available, or the nest may be rimmed with seaweed, stones or shells. The saucer-shaped scrape is typically 4 cm (1.6 in) deep and 10 cm (3.9 in) across, but may extend to as much as 24 cm (9.4 in) wide including the surrounding decorative material. Breeding success in areas prone to flooding has been enhanced by the provision of artificial mats made from eelgrass, which encourage the terns to nest in higher, less vulnerable areas, since many prefer the mats to bare sand. The common tern tends to use more nest material than roseate or Arctic terns, although roseate often nests in areas with more growing vegetation.

Terns are expert at locating their nests in a large colony. Studies show that terns can find and excavate their eggs when they are buried, even if the nest material is removed and the sand smoothed over. They will find a nest placed 5 m (16 ft) from its original site, or even further if it is moved in several stages. Eggs are accepted if reshaped with plasticine or coloured yellow (but not red or blue). This ability to locate the eggs is an adaptation to life in an unstable, wind-blown and tidal environment.

The peak time for egg production is early May, with some birds, particularly first-time breeders, laying later in the month or in June. The clutch size is normally three eggs; larger clutches probably result from two females laying in the same nest. Egg size averages 41 mm × 31 mm (1.6 in × 1.2 in), although each successive egg in a clutch is slightly smaller than the first laid. The average egg weight is 20.2 g (0.71 oz), of which five per cent is shell. The egg weight depends on how well-fed the female is, as well as on its position in the clutch. The eggs are cream, buff, or pale brown, marked with streaks, spots or blotches of black, brown or grey which help to camouflage them. Incubation is by both sexes, although more often by the female, and lasts 21–22 days, extending to 25 days if there are frequent disturbances at the colony which cause the adults to leave the eggs unattended; nocturnal predation may lead to incubation taking up to 34 days. On hot days the incubating parent may fly to water to wet its belly feathers before returning to the eggs, thus affording the eggs some cooling. Except when the colony suffers disaster, ninety per cent of the eggs hatch. The precocial downy chick is yellowish with black or brown markings, and like the eggs, is similar to the equivalent stage of the Arctic tern. The chicks fledge in 22–28 days, usually 25–26. Fledged juveniles are fed at the nest for about five days, and then accompany the adults on fishing expeditions. The young birds may receive supplementary feeds from the parents until the end of the breeding season, and beyond. Common terns have been recorded feeding their offspring on migration and in the wintering grounds, at least until the adults move further south in about December.

Like many terns, this species is very defensive of its nest and young, and will harass humans, dogs, muskrats and most diurnal birds, but unlike the more aggressive Arctic tern, it rarely hits the intruder, usually swerving off at the last moment. Adults can discriminate between individual humans, attacking familiar people more intensely than strangers. Nocturnal predators do not elicit similar attacks; colonies can be wiped out by rats, and adults desert the colony for up to eight hours when great horned owls are present.

Common terns usually breed once a year. Second clutches are possible if the first is lost. Rarely, a second clutch may be laid and incubated while some chicks from the first clutch are still being fed. The first breeding attempt is usually at four years of age, sometimes at three years. The average number of young per pair surviving to fledging can vary from zero in the event of the colony being flooded to over 2.5 in a good year. In North America, productivity was between 1.0 and 2.0 on islands, but less than 1.0 at coastal and inland sites. Birds become more successful at raising chicks with age. This continues throughout their breeding lives, but the biggest increase is in the first five years. The maximum documented lifespan in the wild is 23 years in North America and 33 years in Europe, but twelve years is a more typical lifespan.

  • Nest site, Elliston, Newfoundland and Labrador
  • Nest in the Ebro Delta, Tarragona, Catalonia, Spain
  • Egg, Collection Museum Wiesbaden
  • Three eggs in a nest on Great Gull Island
  • A chick on an island off the coast of Maine
  • Hovering and screaming to deter intruders on Great Gull Island
  • This autumn juvenile in Massachusetts has a white forehead, having lost the ginger colouration characteristic of younger birds.

Food and feeding

Like all Sterna terns, the common tern feeds by plunge-diving for fish, from a height of 1–6 m (3.3–19.7 ft), either in the sea or in freshwater lakes and large rivers. The bird may submerge for a second or so, but to no more than 50 cm (20 in) below the surface. When seeking fish, this tern flies head-down and with its bill held vertically. It may circle or hover before diving, and then plunges directly into the water, whereas the Arctic tern favours a «stepped-hover» technique, and the roseate tern dives at speed from a greater height, and submerges for longer. The common tern typically forages up to 5–10 km (3.1–6.2 mi) away from the breeding colony, sometimes as far as 15 km (9.3 mi). It will follow schools of fish, and its west African migration route is affected by the location of huge shoals of sardines off the coast of Ghana; it will also track groups of predatory fish or dolphins, waiting for their prey to be driven to the sea’s surface. Terns often feed in flocks, especially if food is plentiful, and the fishing success rate in a flock is typically about one-third higher than for individuals.

Terns have red oil droplets in the cone cells of the retinas of their eyes. This improves contrast and sharpens distance vision, especially in hazy conditions. Birds that have to see through an air/water interface, such as terns and gulls, have more strongly coloured carotenoid pigments in the cone oil drops than other avian species. The improved eyesight helps terns to locate shoals of fish, although it is uncertain whether they are sighting the phytoplankton on which the fish feed, or observing other terns diving for food. Tern’s eyes are not particularly ultraviolet sensitive, an adaptation more suited to terrestrial feeders like the gulls.

The common tern preferentially hunts fish 5–15 cm (2.0–5.9 in) long. The species caught depend on what is available, but if there is a choice, terns feeding several chicks will take larger prey than those with smaller broods. The proportion of fish fed to chicks may be as high as ninety-five per cent in some areas, but invertebrate prey may form a significant part of the diet elsewhere. This may include worms, leeches, molluscs such as small squid, and crustaceans (prawns, shrimp and mole crabs). In freshwater areas, large insects may be caught, such as beetles, cockchafers and moths. Adult insects may be caught in the air, and larvae picked from the ground or from the water surface. Prey is caught in the bill and either swallowed head-first, or carried back to the chicks. Occasionally, two or more small fish may be carried simultaneously. When adults take food back to the nest, they recognise their young by call, rather than visual identification.

The common tern may attempt to steal fish from Arctic terns, but might itself be harassed by kleptoparasitic skuas, laughing gulls, roseate terns, or by other common terns while bringing fish back to its nest. In one study, two males whose mates had died spent much time stealing food from neighbouring broods.

Terns normally drink in flight, usually taking seawater in preference to freshwater, if both are available. Chicks do not drink before fledging, reabsorbing water, and, like adults, excreting excess salt in a concentrated solution from a specialised nasal gland. Fish bones and the hard exoskeletons of crustaceans or insects are regurgitated as pellets. Adults fly off the nest to defecate, and even small chicks walk a short distance from the scrape to deposit their faeces. Adults attacking animals or humans will often defecate as they dive, often successfully fouling the intruder.

Predators and parasites

Rats will take tern eggs, and may even store large numbers in caches, and the American mink is an important predator of hatched chicks, both in North America, and in Scotland where it has been introduced. The red fox can also be a local problem. Because common terns nest on islands, the most common predators are normally other birds rather than mammals. The ruddy turnstone will take eggs from unattended nests, and gulls may take chicks. Great horned owls and short-eared owls will kill both adults and chicks, and black-crowned night herons will also eat small chicks. Merlins and peregrine falcons may attack flying terns; as with other birds, it seems likely that one advantage of flocking behaviour is to confuse fast-flying predators.

The common tern hosts feather lice, which are quite different from those found in Arctic terns, despite the close relationship of the two birds. It may also be infected by parasitic worms, such as the widespread Diphyllobothrium species, the duck parasite Ligula intestinalis, and Schistocephalus species carried initially by fish. Tapeworms of the family Cyclophyllidea may also infect this species. The mite Reighardia sternae has been found in common terns from Italy, North America and China. A study of 75 breeding common terns found that none carried blood parasites. Colonies have been affected by avian cholera and ornithosis, and it is possible that the common tern may be threatened in the future by outbreaks of avian influenza to which it is susceptible. In 1961 the common tern was the first wild bird species identified as infected with avian influenza, the H5N3 variant being found in an outbreak of South African birds.[

Status

The common tern is classed as least concern on the IUCN Red List. It has a large population of 1.6 to 3.3 million mature individuals and a huge breeding range estimated at 84,300,000 km2 (32,500,000 sq mi). Breeding numbers have been estimated at a quarter to half a million pairs, the majority breeding in Asia. About 140 thousand pairs breed in Europe. Fewer than eighty thousand pairs breed in North America, with most breeding on the northeast Atlantic coast and a declining population of less than ten thousand pairs breeding in the Great Lakes region.

In the nineteenth century, the use of tern feathers and wings in the millinery trade was the main cause of large reductions in common tern populations in both Europe and North America, especially on the Atlantic coasts and inland. Sometimes entire stuffed birds were used to make hats. Numbers largely recovered early in the twentieth century mainly due to legislation and the work of conservation organizations. Although some Eurasian populations are stable, numbers in North America have fallen by more than seventy per cent in the last forty years, and there is an overall negative trend in the global estimates for this species.

Threats come from habitat loss through building, pollution or vegetation growth, or disturbance of breeding birds by humans, vehicles, boats or dogs. Local natural flooding may lead to nest losses, and some colonies are vulnerable to predation by rats and large gulls. Gulls also compete with terns for nest sites. Some birds are hunted in the Caribbean for commercial sale as food. Breeding success may be enhanced by the use of floating nest rafts, manmade islands or other artificial nest sites, and by preventing human disturbance. Overgrown vegetation may be burned to clear the ground, and gulls can be killed or discouraged by deliberate disturbance. Contamination with polychlorinated biphenyls (PCBs) resulted in enhanced levels of feminisation in male embryos, which seemed to disappear prior to fledging, with no effect on colony productivity,[118] but dichlorodiphenyldichloroethylene (DDE), which results from the breakdown of DDT, led to very low levels of successful breeding in some US locations.

The common tern is one of the species to which the Agreement on the Conservation of African-Eurasian Migratory Waterbirds (AEWA) and the US–Canada Migratory Bird Treaty Act of 1918 apply. Parties to the AEWA agreement are required to engage in a wide range of conservation strategies described in a detailed action plan. The plan is intended to address key issues such as species and habitat conservation, management of human activities, research, education, and implementation. The North American legislation is similar, although there is a greater emphasis on protection.

Fuentes: Wikipedia/eBird/xeno-canto

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