
Nombre en español: Paujil Moquirrojo
Nombre en inglés: Wattled Curassow
Nombre científico: Crax globulosa
Familia: Cracidae
El muitú mutung, pavón carunculado, paujil moquirrojo, paujil amazónico, hoco barbado, pavón moquirrojo, paujil carunculado o paujil del Amazonas (Crax globulosa) es una especie de ave galliforme de la familia Cracidae que se encuentra en las selvas del sureste de Colombia, este del Perú y Ecuador, oeste de Brasil y norte de Bolivia. No se conocen subespecies.
Descripción
Su longitud es de 89 cm. Las plumas son negras, excepto en el abdomen, donde son blancas. Los machos tienen un tubérculo abultado en el pico y dos carúnculas de color rojo escarlata. El iris es pardo obscuro.

Hábitat
Vive en la selva amazónica, cerca de las vegas de los ríos, en áreas bien drenadas, hasta los 300 m s. n. m.
Reproducción
Anidan entre agosto y septiembre. El macho corteja a la hembra doblando el cuello hacia atrás y colocando la cabeza en el dorso mientras camina dando vueltas alrededor.3

Libro rojo de las Aves de Colombia Vol. II
Ecología
Habita la zona occidental de la cuenca amazónica en Brasil, Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador, aunque posiblemente ha desaparecido de este último (Birdlife International 2010c). Sus poblaciones se encuentran localmente a lo largo del ámbito de distribución, en bos-ques inundables de los ríos amazónicos de aguas blancas entre el nivel del mar y 300 m. Sin embargo, aunque su distribución global se extiende por 212 800 km2, el hábitat potencial de esta especie comprende menos del 4 % de esa área debido a que sus requerimientos de hábitat son muy especializados (Bennett y Franco-Maya 2002).
Al igual que otras especies de la familia, consume frutos en el dosel del bosque y en el suelo durante la época de aguas bajas. Tam-bién consume caracoles (G. Alarcón-Nieto obs. pers.) y otros invertebrados que busca escarbando (Bennett y Franco-Maya 2002), así como restos de peces en descomposición cuando se secan los lagos internos de las islas (Alarcón-Nieto obs. pers.) o en los comederos de las nutrias de río (Luna 2009).
El periodo de reproducción parece coincidir con la época de mayor nivel de inundación, que ocurre entre enero y mayo en el río Amazonas (Bennett y Franco-Maya 2002). Sin embargo, Luna (2009) registró la observación de una hembra con dos polluelos a me-diados de marzo de 2009 en la isla de Amaure, justo antes del inicio de la inundación en el río Caquetá.
Un estudio realizado con muestras de 46 individuos de la isla Mocagua demostró que a pesar de sus reducidos tamaños pobla-cionales, esta especie presenta una alta variabilidad genética. Tal característica ha permitido que las subpoblaciones, aún restringidas a islas sin flujo de individuos entre ellas, sean viables desde el punto de vista genético (Ruiz-García et ál. 2007). Esto es especialmente importante para las subpoblaciones más pequeñas, como las encontradas en las islas de El Brazuelo y Amaure, cuyas poblaciones constan de unos 20 y 35 individuos respectivamente (Alarcón-Nieto y Palacios 2008; Luna 2009). Las cuatro subpoblaciones colombianas conocidas se encuentran en islas en las que las inundaciones periódicas aportan nutrientes (Bennett 2000) y favorecen la presencia de poblaciones con densidades mayores a las encontradas en otros países (Bennett y Franco-Maya 2002). Según los resultados de dos estudios (Alarcón-Nieto y Palacios 2008; Luna 2009), las poblaciones del bajo río Caquetá presentan mayores tasas de encuentro y densidades más altas que las registradas en Bo-livia (Aranibar-Rojas y Hennessey 2006) y Perú (Yahuarcani et ál. 2009). Las primeras estimaciones son de aproximadamente 29 ind/km2 en la isla de Amaure, 19 ind/km2 en la isla Mirití y 11 ind/km2 en la isla de Amaure (Alarcón-Nieto y Palacios 2008). Sin embargo Luna (2009) sugiere que estos valores podrían ser mayores. Aunque estas aves pueden hallarse en toda el área de las islas, es evidente una diferencia en la utilización del hábitat en cada una de estas. Luna (2009) registró variación en la densidad, entre 3 y 54 ind/km2, en tres zonas de la isla Mirití. Estas diferencias no pudieron ser explicadas por variaciones en la estructura de los bosques, pero pueden estar relacionadas con la cercanía a los cuerpos de agua en el interior de las islas (Luna 2009), lo que re-itera la especialización en el uso del hábitat y la vulnerabilidad de esta especie a la pérdida y transformación del bosque en que habita.
Población
En Colombia, llegó a considerarse como desaparecido (BirdLife International 1992), pero su presencia en la isla Mocagua (Bennett 2000) y en el bajo río Caquetá (Alarcón-Nieto y Palacios 2005) confirmaron su supervivencia en el límite norte de su distribución. Sin embargo, a pesar de las nuevas subpoblaciones encontradas, su estado en Colombia sigue siendo crítico (Alarcón-Nieto y Palacios 2008), con un tamaño poblacional reducido y una distribución muy restringida, que se limita a 20 km2 aproximadamente (Alarcón-Nieto y Palacios 2008).
En la isla Mocagua, en el río Amazonas, podría haber hasta 200 individuos (Ruiz-García et ál. 2007), mientras en el bajo río Caquetá existen actualmente entre 200 y 250 individuos en tres subpoblaciones separadas (Alarcón-Nieto y Palacios 2008), con probabilidades de encontrar otras más en islas y bosques de varzea en las orillas del río. Luna (2009) observó algunos individuos en la ribera del río, justo en frente de la isla El Brazuelo, los cuales podrían haber atravesado el estrecho canal que separa la isla de la orilla; sin embargo, esto no implica que se haya establecido una población en este lugar.
Amenazas
Al igual que en todas las zonas donde se encuentra, la principal amenaza para las poblaciones colombianas es la cacería (Bennett y Franco-Maya 2002; Alarcón-Nieto y Palacios 2005; 2008). En la isla Mocagua ha sufrido una disminución de su población desde mediados de la década de 1950 (Bennett y Franco-Maya 2002), mientras que en el bajo río Caquetá ha desaparecido de áreas don-de su presencia era reconocida por los pobladores locales, como la isla de Los Ingleses (Alarcón-Nieto y Palacios 2008). Aunque no son una presa usual para los cazadores de la zona, estas aves pueden suplir las necesidades de alimento de los pescadores durante su permanencia en las islas.
Dado que los suelos de las islas son comparativamente ricos en nutrientes gracias al aporte de las inundaciones periódicas de los ríos de aguas blancas, estas áreas son especialmente apreciadas para cultivos de subsistencia. A esto debe sumarse la extracción de maderas que, aunque sea a pe-queña escala, tiene un efecto marcado, especial-mente en islas con áreas reducidas (Alarcón-Nieto y Palacios 2008) como las islas de Amaure y El Brazuelo, en el río Caquetá, cada una de las cuales tiene 1.2 km2.
En 2006, luego de la realización de activi-dades con cinco comunidades indígenas, se re-conoció que hay un escaso conocimiento de la especie y su hábitat por parte de los pobladores del bajo río Caquetá (G. Alarcón-Nieto, datos no publicados). La mayor parte de los miembros de las comunidades indígenas cercanas al hábitat del paujil, confunde al Pavón Moquirrojo con otras especies de paujiles presentes en la zona, mientras que la información sobre su biología y ecología, proviene de la extrapolación del conocimiento de otras especies más comunes. Sin embargo, se pudo establecer que, además del consumo de su carne, esta especie es cazada para fines tradicionales y culturales. Las plumas ventrales de los machos son utilizadas, al igual que las de Crax alector, para la elaboración de trajes en rituales tradicionales de bautismo de la etnia Yucuna (N. Neira, com pers.).
Medidas de conservación tomadas
En 2005 la isla Mirití y las islas de Mocagua y Zaragocilla fueron declaradas como AICA, reconociendo su importancia para la conservación de esta y otras especies de fauna (BirdLife 2009u, 2009w), aunque aún carecen de una figura de protección legal que asegure la supervivencia de estas. En el año 2000, con apoyo del Instituto Humboldt, se inició el Proyecto Piuri en la isla Mocagua (Bennett 2003), con el cual se hizo una alianza activa del PNN Amacayacu con seis comunidades indígenas que tienen influencia sobre la isla. En 2003, se consolidó un plan de manejo para la isla, que establece una veda de caza para toda la fauna y otras pautas para el uso de los re-cursos naturales allí presentes. Esta normatividad local ha sido implementada y mantenida gracias a la presencia de monitores comunitarios que hacen presencia permanente en la zona (BirdLife Inter-national 2010c).
Por su parte, Conservación Internacional Colombia ha apoyado la realización de actividades de educación ambiental en cinco comunidades cercanas a la Isla Mirití y otras islas donde habi-ta la especie en el bajo río Caquetá (G. Alarcón-Nieto, datos no publicados; Luna 2009). Hasta el momento, se han realizado actividades de identificación de amenazas y usos de la especie, talleres de educación ambiental, así como planteamiento de propuestas locales para la conservación de este paujil, que actualmente cuenta con un mayor reconocimiento como especie importante para los habitantes de la zona.
Medidas de conservación propuestas
A pesar de los avances hechos por Luna (2009) en el conocimiento del hábitat de la especie y su relación con este, es necesario esclarecer aún más las condiciones mínimas para su supervivencia. Los resultados de Ruiz-García et ál. (2007) sugieren además que la principal estrategia de conservación debe ser la protección de las poblaciones remanentes y su hábitat, ya que la capacidad de recuperación de estas, aún a partir de pocos individuos, puede por sí misma garantizar la supervivencia de poblaciones genéticamente viables. Esto reduce la necesidad de pensar en programas de reproducción ex situ, aunque no se debe descartar este método, que resultaría útil para la repoblación de áreas donde la especie ha desaparecido.
El bajo río Caquetá alberga posiblemente un cuarto o más de la población mundial, así como las áreas con mayores densidades de esta especie. Es necesario ampliar la cobertura del AICA isla Mirití para que cubra todas las subpoblaciones del bajo río Caquetá, así como las áreas donde posible-mente habita la especie (Alarcón-Nieto y Palacios 2008). Adicionalmente se debe buscar una figura de protección legal para estas áreas que provea de herramientas y sirva como base para un plan de conservación. La población de la isla Mocagua debe ser igualmente protegida, a través de las autoridades ambientales del Perú, para garantizar la supervivencia de la especie en las islas de Cacao y Yaumas (Ruiz-García et ál. 2007).
Es necesario que las autoridades ambientales (principalmente CORPOAMAZONIA, ya que todas las subpoblaciones conocidas están en su jurisdicción) tomen las medidas necesarias para la protección del hábitat de esta especie. Se debe controlar el uso de las áreas insulares para agricultura, vivienda y otras actividades extractivas, así como implementar un sistema de control y vigilancia que involucre a los pobladores locales en el cuidado y protección de esta especie.
Wattled curassow
The wattled curassow (Crax globulosa) is a threatened member of the family Cracidae, the curassows, guans, and chachalacas. It is found in remote rainforests in the western Amazon basin in South America. Males have black plumage, except for a white crissum (the area around the cloaca), with curly feathers on the head and red bill ornaments and wattles. Females and juveniles are similar but lack the bill ornamentation and have a reddish-buff crissum area. The wattled curassow is the most ancient lineage of the southern Crax curassows. In captivity, it sometimes hybridises with the blue-billed curassow.
The habitat of the wattled curassow is gallery forests and seasonally-flooded forests where it feeds in small groups on the ground. The diet is largely fruit, but invertebrates and some small vertebrates are opportunistically taken. Little is known of its breeding habits, but it is known that the nest is built of sticks and leaves and two eggs are usually laid. The population of this species is declining. It is threatened by loss of habitat, as the rainforest is progressively cleared, and by hunting, and the International Union for Conservation of Nature has rated its conservation status as «endangered».
Description
The wattled curassow is about 82–89 cm (32–35 in) long, and weighs around 2,500 g (88 oz). It is a large curassow lacking the white tail-tips found in many of these birds; the feathers along the crest of its head are curled forwards. Males have black plumage all over except for the white crissum. The irides are dark brown; legs, feet and bill are blackish. It has conspicuous crimson bill ornaments—a round red knob with bony core adorns the maxilla base, while the cere extends apically at least halfway under this knob and below the mandible base forms a small fleshy wattle.
Females have black plumage just like the male, but their crissal area is reddish buff. In some, the remiges and sometimes the wing coverts have faint brownish marbling. Their bills and irides are also blackish, but their feet and legs are a greyish flesh color. They lack the bill knob and wattles, and their cere is bright orange-red. Young males have less well-developed facial ornaments, usually with a more yellowish hue like females do.
The hatchlings are covered in brown down above and whitish down below.
Similar species
Adults look very much like those of the red-billed curassow (C. blumenbachii), whose males have only an indistinct maxilla knob. Its females have a blackish cere, rather pale legs and feet, and their wings—particularly the remiges—usually have distinct chestnut brown marbling. The black curassow subspecies C. alector erythrognatha, found north of the Solimões, has a cere like the wattled curassow female, but its bill is lighter and the crissum is white in both sexes. Young C. globulosa males are easily confused with those of the yellow-knobbed curassows (C. daubentoni), but the latter has a white tail-margin and yellow (not orange) bill wattle. All these similar species are allopatric however, with only C. a. erythrognatha occurring adjacent to the range of C. globulosa.
- Wattled curassow female
Note dark bill and orange cere - A young male wattled curassow.
- Male great curassow (C. rubra)
- Eastern black curassow (C. a. alector)
Note light bill. Cere is orange-red in western subspecies. - Adult male yellow-knobbed curassow (C. daubentoni)
- Adult male red-billed curassow (C. blumenbachii)
Note crimson cere and lack of pronounced bill knob
Taxonomy and systematics
The wattled curassow is one of the Crax species described in 1825 by Johann Baptist von Spix; the type locality is the Solimões (middle Amazon River) region. Its scientific name Crax globulosa can be translated as «knobbed curassow». Crax is a term for curassows introduced by Mathurin Jacques Brisson in his 1760s Ornithologia and adopted by Linnaeus as a genus name in the Systema naturae. globulosa indicates the possession of one or more prominent round surface features (from Latin globus «a globe»); it the present case it obviously refers to the adult male’s prominent bill knob. This bird, with its remarkable features, was subsequently described as new by several scientists who were unawares of von Spix’ description. It has no recognized subspecies.

According to cladistic analysis of multisequence mtDNA data, the wattled curassow is the most ancient lineage of the southern Crax curassows. Its origins date back some 6–5.5 mya ago (Messinian, Late Miocene) when its ancestors became isolated in the western Amazon rainforest. Although a close relationship to the red-billed curassow (C. blumenbachii) has been proposed, the wattled curassow seems to be a quite basal lineage without particularly close relatives. The similarity with the red-billed curassow seems to be mostly due to the fact that these are the most ancient species of the southern lineage, retaining more plesiomorphies. Though externally still fairly alike, the two species have vastly different calls and probably evolved, at about the same time, at opposite ends of the original southern Crax curassow’s range.
From captivity, hybrids with the blue-billed curassow (Crax alberti) are known. That species is one of the northern group of Crax. The yellow-knobbed curassows (C. daubentoni) is probably closest to it, but regardless, they are quite distinct from the wattled curassow. But viable (though not dependably fertile) hybrids are suspected to be possible between any two species of Cracidae. The color and shape of the bill ornaments of male Crax hybrids are not easily predicted, but character displacement would demand the eastern (if any) subspecies of the black curassow (C. a. alector) to have a red ornamentation, as no red-ornamented congeners occur in or near its range. The red cere of the western black curassow may well be due to occasional hybrid introgression of C. globulosa alleles, as it is unlikely that the Solimões is entirely impassable to these birds.
Distribution
It has been found from the western and southwestern Amazon Basin of Brazil west to the Andes foothills of southeastern Colombia, eastern Ecuador and Peru, and northern Bolivia. Its area of occurrence is essentially delimited by the Caquetá-Japurá, Solimões, Amazon and Madeira Rivers, and the 300 meter contour line towards the Andes. But its precise distribution is very little-known; most populations were observed by people travelling along the rivers in its range.
Most of the northern limit of its range runs along the middle Amazon River, or Solimões. In northern Peru where the Marañón River becomes the Amazon river (Solimões for Brazilians), close to Nauta, the range continues upstream towards eastern Amazonian Ecuador along the Caquetá-Japurá; it has been recorded from the Yavarí and middle Napo Rivers. It is probably not found anymore in Ecuador proper, and apart from two small populations—Isla Mocagua in the Amazon River and near the Caquetá—it is also absent from Colombia.
To the eastern limit of its range, the Madeira River, upstream in Bolivia, the wattled curassow occurs patchily across most of northern Bolivia in a 700 km region surrounding the confluences to the Madeira’s tributaries, four major rivers of northern Bolivia. In Brazil, the bird is only found in the wild in Amazonas state (it used to occur in Rondônia also), namely near the Juruá, the Javary, the Japurá, and at its northeasternmost limit around the confluence regions along the Solimões, Madeira, Rio Negro, and the Purus Rivers.
Ecology
The habitat preference of the wattled curassow is not well studied either. Some have found it in terra firme rainforest on higher ground, but it probably occurs there in any numbers only in the wet season when the lowlands are flooded. Most sightings were in gallery forest along rivers and streams (particularly blackwater), seasonally flooded várzea forest, around lakes, and on river islands. Várzea seems to be key habitat for this species, at least seasonally. Mated pairs probably defend a territory as other curassows do, and many seem to be entirely sedentary for their whole life. Young birds would thus have to disperse a bit after growing up, if their parents are still alive. But even then they probably stay in the same general area, moving perhaps a few km/miles from their place of birth at most.
As almost all Galliformes do, it eats mostly plant matter, supplemented by some small (typically invertebrate) animals—including at least on occasion crustaceans and fish –, but hardly any actual data exists. When foraging, it has been observed to rummage around on the ground less often than other Crax curassows, indicating that it may favor different food items (e.g. fresh fruit instead of dropped seeds) than its closest relatives.
The breeding season in the wild is unknown; reproductive activity has been noted between June and August but few records exist and as in many rainforest birds there might not be well-marked breeding and non-breeding seasons. Males court the females by strutting around them and giving booming calls. These birds copulate on the ground, and as in many other Galloanseres and in paleognaths the males have a kind of penis. Couples presumably form for years, often essentially for life, as in other curassows; a change of partners may occur occasionally, and were males are frequently hunted (their loud calls make them easy to stalk) survivors may pair up with more than one female.
The nest is a crude flat cup of twigs and leaves, small compared to the bird, built at off the ground in vegetation. As in all curassows, the clutch is generally two white eggs, which in this species probably measure about 3.5 by 2.5 in (89 by 64 mm); time to hatching is almost certainly around 30 days. Both parents tend for the precocial young, which might become independent at about one year of age or maybe earlier. However, it may also be that few birds less than two years of age are sexually mature, suggesting that the grown-up immatures could just as well spend another year or so living with or nearby their parents. A captive bird lived to an age of more than 20 years.
Status
The wattled curassow is rarely found in the wild anymore, due to unsustainable hunting and habitat destruction. While its status has rarely been well studied, the number of old and modern records strongly indicates that it is much rarer nowadays than it was in the late 19th century. The species seems to have disappeared from Ecuador in the 1980s, while populations persist in remote areas of the other countries from which it is known. It is nowhere numerous, and the only known region where it can be encountered reasonably often might be along the Juruá River in Brazil, in particular in the Mamirauá Sustainable Development Reserve; it is also present in some numbers near San Marcos in Beni Department, Bolivia.[8] It might occur in unexplored locations; its presence in Colombia for example was only proven around 1950 when a bird was shot in Caquetá Department, at Tres Troncos on the Caquetá River (from where the species has since disappeared). But any undiscovered populations are unlikely to be large—and even though they might remain unknown to science as soon as hunting with firearms starts in a region the wattled curassow is liable to get shot more often than it reproduces.
There may be somewhat more than 10,000 adult C. globulosa left in the world, but if few other populations exist apart from those known, it might number less than 5,000 individuals old and young altogether. A captive stock exists and by curassow standards is even reasonably plentiful. The species occasionally breeds in captivity, but this is entirely insufficient to counteract the decline in the wild—in particular as it is receives little legal protection and is not known from any protected area other than the Mamirauá Sustainable Development Reserve (a population from the Apaporis River near Chiribiquete National Park is apparently gone).
The IUCN used to classify the wattled curassow as a Vulnerable species under criteria A2bcd+3bcd+4bcd; C2a(i). This means that its numbers have declined and continue to decline by about one-third every decade, mainly due to hunting, with habitat destruction as another major threat, and that most likely between 2,500 and 10,000 adults exist, but not more than 1,000 in any one subpopulation.[10] In 2010, this classification was uplifted to Endangered.

Fuentes: Wikipedia/eBird/xeno-canto/Libro rojo de las aves de Colombia Vol. II