
Nombre en español: Gallinula melanops
Nombre en inglés: Spot-flanked Gallinule
Nombre científico: Porphyriops melanops
Familia: Rallidae
La gallineta pintada (Gallinula melanops), también conocida como tagüita, polla pintada, polla sabanera, polla de agua pico verde, pollona pintada y tingua moteada, es una especie de ave gruiforme de la familia Rallidae que se distribuye por América del Sur.

Características
La gallineta pintada es más pequeña que la gallineta americana, es confiada, y nada entre la vegetación flotante con un cabeceo rítmico. Su pecho, cuello y la parte trasera de la cabeza son de color gris plomizo, con el píleo y el frontal del rostro negros. Su dorso es castaño, y su flanco y bajo vientre también son castaños con motas blancas. Tiene el pico corto verde amarillento, al igual que su estrecho escudo frontal. Sus patas son verdes amarillentas y el iris de sus ojos es rojo. Los juveniles son pardos, con la garganta blanca.
Historia natural
Muy buena nadadora y buceadora como todas las pollas de agua, evitan volar. Su alimento es vegetación acuática de bordes de playas, aunque se zambulle para tomar la del fondo.
Nidifica en tierra, pudiendo situar el nido en el agua, tipo flotante, el cual construyen con jucaceas y gramíneas, ponen de 4 a 6 huevos de color blanco con pintas oscuras.
Subespecies
La especie tiene tres subespecies de amplia distribución geográfica:
- Gallinula melanops bogotensis (Chapman, 1914) – endémica de la Cordillera Oriental de Colombia, actualmente se encuentra en peligro crítico de extinción.
- Gallinula melanops crassirostris (Gray, J. E., 1829) – Argentina y Chile.
- Gallinula melanops melanops (Vieillot, 1819) – Perú al E Bolivia, E Brasil a Uruguay y Paraguay.

Libro Rojo de las Aves de Colombia Volumen II
Ecología
Se encuentra principalmente en humedales naturales y artificiales, y en canales rurales que tienen de bajos a moderados niveles de contaminación con presencia de espejos de agua o vegetación flotante, particularmente el tapete formado por las pequeñas plantas acuáticas (Lemna gibba, Azolla filiculoides, Limnobium laevigatum) (Cadena 2002b; Zuluaga-Bo-nilla 2004, 2007, 2008; Becerra et ál. 2005; Benítez-Castañeda et ál. 2005a, 2005b; Cely et ál. 2005; Osbahr y Gómez 2008; Van Der Hammen et ál. 2008; Zuluaga-Bonilla y Ma-cana 2008, 2009). Allí, esta especie se alimenta de hojas, raíces, invertebrados y pequeños animales (Becerra et ál. 2005; Osbahr y Gómez 2008). En las lagunas de Fúquene, El Salitre y La Herrera en Cundinamarca y el Lago de Tota en Boyacá, Benítez-Castañeda et ál. (2005a, 2005b) y Cely et ál. (2005) observaron que los individuos se alimentaron mediante picoteo de la vegetación flotante fina y por inmersión del pico para conseguir restos vege-tales que a menudo caían en el agua. Una des
cripción similar fue realizada por Calero et ál. (2007) en el humedal La Conejera en Bogotá. De 91 registros en 5 humedales distritales
en 12 muestreos entre 2009 y 2010, el 82 % corresponde a espejos de agua y tapete flotante (Rosselli et ál. 2010). También se encuentra en buchón (Eichhornia crassipes) y asociado a hierbas acuáticas como botoncillo (Bidens laevis), sombrillita de agua (Hydrocotyle ranunculoides) y cola de zorro (Myriophyllum platinoides) (Morales-Rozo et ál. 2007; Rosselli et ál. 2010), así como en cortadera (Cyperus sp.), Eleocharis sp. y pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum) (Zu-luaga-Bonilla obs. pers.). En un estudio realiza-do en Guasca y La Calera, Rodríguez-Grisales (2007) encontró que la especie es común en estanques y cuerpos de agua rurales rodeados de actividad agrícola. En el 65 % de 37 lagunillas estudiadas por Rodríguez-Grisales se hallaron individuos, así como en la zona norte del Distrito Capital y otras localidades rurales de la sabana (Stiles y Rosselli obs. pers.). Habita estanques desde 168 m2 hasta cuerpos de agua de cientos de hectáreas como las lagunas de la Herrera y el AICA Lago Tota (Macana 2007; Rodríguez-Grisales 2007; Rosselli 2011; Zuluaga-Bonilla 2004, 2007, 2008; Zuluaga-Bonilla y Macana 2008, 2009), en donde comparte hábitat con otras especies acuáticas, aun con Fulica americana, especie más grande y agresiva que puede limitar su ocupación (Rodríguez-Grisales 2007).
Casi siempre andan en parejas y en Fúquene se ocultan en los juncos ante la presencia de per-sonas (Morales-Rozo et ál. 2007; Rodríguez-Grisales 2007); ocasionalmente también se sumer-gen ante la presencia humana, botes y/o animales domésticos, esto fue evidente en Fúquene, el Lago de Tota y en el humedal Jaboque (Benítez-Castañeda et ál., 2005a, 2005b). Es una especie rara en los humedales distritales; allí recientemente sólo se han registrado pocos individuos en sectores localizados de Córdoba, La Conejera, Guaymaral, Jaboque y Tibanica, asociados a sectores con espejos de agua o vegetación flotante (Loaiza 2006; Rosselli 2011). Sin embargo, en las zonas rurales tolera disturbios por intervención agrícola y ganadera, e inclusive de viviendas en baja densidad como lo demuestran los hallazgos de Rodríguez-Grisales (2007), y la población presente en la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales UDCA en un laguito de 125 m2 (L. Rosselli obs. pers.).
La especie aparentemente se reproduce a lo largo de todo el año. Morales-Rozo et ál. (2007) observaron parejas con juveniles entre diciembre y abril, Cely et ál. (2005) registraron actividad reproductiva para dos parejas entre marzo y mayo, y una entre octubre y noviembre de 2003 en Fúquene. Becerra et ál. (2005) estimaron el periodo de reproducción entre marzo y septiembre. Y Zuluaga-Bonilla (2007), en tres años de estudio en Tunja, observó reproducción desde diciembre hasta mayo y desde junio a octubre, con algunas posturas extras casi de inmediato para reponer nidadas no exitosas. En otro estudio en Fúquene Benítez-Castañeda et ál. (2005a), pese a hacerle seguimiento a parejas conformadas, no hallaron evidencia de reproducción para la especie entre noviembre de 2004 a septiembre de 2005. Rodríguez-Grisales (2007) encontró juveniles en septiembre y octubre en 5 lagunas rurales en Guasca y La Calera con áreas entre 1200 m2 y 1.8 ha (en ausencia de Fulica americana, especie territorial que puede generar perturbación a los individuos reproductivos) y sugiere que prefiere reproducirse en lagunas pequeñas con vegetación de borde que le ofrezca protección. Cely et ál. (2005) no registraron evidencias de re-ciados. No obstante, en septiembre del mismo año registraron un individuo juvenil, lo cual permitió suponer que al menos una pareja se reprodujo entre junio y julio. De 5 humedales distritales estudiados mensualmente durante un año por Rosselli et ál. (2010) solo encontraron evidencias de reproducción en Jaboque en diciembre.
En la Laguna de Fúquene, para la elaboración de sus nidos, utilizó plantas como junco (Schoenoplectus californicus), hierba de sapo (Polygonum hydropiperoides), enea (Typha sp.) y buchón (Limnobium laevigatum) (Cely et ál. 2005). El junco y la enea son trozados por la pareja y al parecer, sirven como base de anclaje y para tapizar el nido; los trozos son utilizados en tiras largas para formar el tren-zado con el que se forma una estructura como una canasta; el buchón sirve como soporte para la copa en donde la hembra coloca los huevos y la hierba de sapo, es utilizada para fortalecer la estructura del nido, a la vez que la pareja dispone de ramas enteras o trozos de esta planta para hacer un enredado a manera de parasol
o techo que cubre el nido. En Tunja, Zuluaga-Bonilla (datos no publicados) observó nidos de y sobre pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum) en cercanías a la orilla. En La Herrera, Pedraza (2001) y J. Cely (com. pers.) determinaron plantas como el botoncillo (Bidens laevis), junco (S. californicus), lengua de vaca (Rumex obtusifolius) y barbasco (Polygonum punctatum) como materia prima en la elaboración de los nidos. Ocasionalmente puede anidar sobre estructuras hechas por el hombre como un embarcadero en el embalse de Neusa (Cadena 2002b).
Cely et ál. (2005) registraron cinco nidos con huevos en proceso de incubación en el año 2003, cuatro en la laguna de Fúquene y uno en la Laguna El Salitre; no obstante, al parecer el constante desplazamiento de botes pudo afectar la reproducción (Benítez-Castañeda et ál. 2005a). El número de huevos por nidada oscila entre cuatro y siete (Zuluaga-Bonilla 2007).
En el Lago de Tota, Benítez-Castañeda et ál. (2005b) observaron dos juveniles, uno de cuatro semanas en el sector Playa Blanca en marzo de 2005 y uno subadulto en Santa Inés en septiembre del mismo año. El de Playa Blanca estaba junto a ambos progenitores mientras que el de Santa Inés se halló solo y, aunque opaco, su tamaño era similar al de un adulto, pero el color café desteñido del plumaje de la cabeza y cuello, además del color amarillo pálido tanto del escudete como del pico, parecían características de un inmaduro. Al parecer, se trataba de un individuo ya independiente de aproximadamente ocho semanas de edad.
Población
Las poblaciones han descendido de manera preocupante durante la última década (Cadena 2002b), ya que son pequeñas, aún en grandes humedales como Fúquene, en donde Morales-Rozo et ál. (2007) calculan cerca de 100 individuos y Benítez-Castañeda et ál. (2005a), un promedio de 19.25+ 7.58 ind/conteo (n = 4 conteos); Cucunubá y Palacio con menos de 20 individuos (Mo-rales-Rozo et ál. 2007); en Tota C. Macana y J. Zuluaga-Bonilla (datos no publicados) estimaron un total de 118 individuos mientras que Benítez-Castañeda et ál. (2005a) encontraron un promedio de 29.17 + 0.94 ind/conteo (n = 6 conteos). Adicionalmente, Benítez-Castañeda et ál. (2005a) calcularon densidades de 4.26 ind/10 ha en Fúquene y 5.75 ind /10 ha en Tota. Estas densidades se restringen al área vital de la especie en las lagunas equivalentes a su hábitat, que en el Lago de Tota es de cerca de 175 ha (no para el área total de las lagunas que incluyen zonas de espejo de agua a veces muy profundas en las que no se ha registrado la especie). Rodríguez-Grisales (2007) encontró entre 1 y 7 individuos en 24 lagunas en el sector rural de Guasca y La Calera con el dato sobresaliente de 30 individuos en una laguna de 0.8 ha (Castilla). Estudios realizados entre el 2003 y 2006 por Zuluaga-Bonilla (datos no publicados), en un humedal artificial de 353 m2 en Tunja, revelan la convivencia de hasta 12 individuos de un mismo grupo familiar. J. Zuluaga-Bonilla y C. Macana (datos no publicados) registraron en 2007-2008 entre 1 y 7 individuos en 11 humedales de Tunja, siendo el humedal con mayor número de individuos el de la Finca el Capitolio.
Rosselli y Stiles (2012) reportaron 4 individuos en el humedal de Neuta, 29 en el humedal La Conejera, 19 en la Laguna del Salitre, 14 en Gravillera del río Siecha, 25 en Colina, 41 en Gualí, 26 en el humedal de Guaymaral y 15 en Jaboque. En la Hacienda Los Laureles y la Laguna La Herrera, cerca de 50 individuos y en un sector de espejo de agua del humedal de Córdoba se registró por primera vez un individuo en diciembre de 2009, pero no se estableció (L. Rosselli obs. pers.).
En el río Bogotá se han observado consecutivamente durante los últimos seis años entre tres y cinco individuos hacia la margen que limita con el Parque La Florida, a escasos 100 metros del puente vehicular sobre el río que conduce de Engativá hacia el Parque (Benítez-Castañeda obs. pers.; Benítez-Castañeda 2004). A pesar de registrar nuevos datos, es razonable suponer que la población ha seguido disminuyendo a través de todo su estrecho ámbito de distribución (Cadena 2002b).

Amenazas
Aparentemente la contaminación que lleva a la disminución de los principales hábitats para la especie, es decir, los espejos de agua y el fino tapete cubierto por pequeñas plantas flotantes (Lemna gibba y Azolla filiculoides), constituye la principal amenaza, pues cuando estos hábitats son recreados, la especie aumenta o aparece otra vez como ha ocurrido en Tibanica y Córdoba. El aumento de contaminación puede causar la invasión de vegetación flotante de mayor porte (Eichhornia crassipes). Entre tal tipo de vegetación y la especie en cuestión, Rodríguez-Grisales (2007) encontró una relación negativa, que se extiende también a otros tipos de vegetación invasora no apta para la especie. El reemplazo de la vegetación acuática nativa tipo pleustofítica y helofítica por otra foránea (por ejemplo, Elodea sp.), considerada una de las posibles causas que condujo a la extinción de Podiceps andinus (Fjeldsa 1993), puede afectar de alguna manera la reproducción de la especie si se tiene en cuenta que está asociada a parches de vegetación nativa exclusivamente y esta otra vegetación afecta su locomoción (Benítez-Castañeda et ál. 2005 a, b; Cely et ál. 2005).
Stiles y Rosselli (2012) encontraron que la urbanización es una amenaza para esta especie, ya que fue el factor significativo más importante que se relaciona negativamente con su presencia y abundancia en los humedales de la Sabana.
La presencia de perros y ratas, comunes sobre todo en los humedales distritales (Calderón-Reyes 2008), representa una amenaza para huevos, jóvenes y adultos (Pedraza 2001; Becerra et ál. 2005). La cacería con perros entrenados o con armas, la quema de juncal para dar paso a la frontera agrícola, pastos para ganado, basuras domésticas, vertimientos de residuos son una amenaza para la población de la especie en el Lago de Tota, el lago 1 Termopaipa III y el humedal de la ve-reda la Esperanza-Paipa (Benítez-Castañeda et ál. 2005a, 2005b; Cely et ál. 2005; Gutiérrez 2007; Macana 2007; Zuluaga-Bonilla 2008; Zuluaga-Bonilla y Macana 2008, 2009).
La Laguna de la Herrera, que aloja una importante población de la especie, así como de otra gran variedad de aves acuáticas, está en avanzado grado de deterioro por la destrucción de los cerros aledaños para explotación de canteras y contaminación de aguas. No hay acciones visibles por parte de las autoridades ambientales para conservarla.
Como la mayor parte de la población está en humedales y estanques rurales presentes en fincas privadas, una amenaza potencial es el manejo que los dueños le den a esos cuerpos de agua. Recien-temente (2008) la mayor parte de la Laguna del Salitre (Hacienda Timaná, municipio de Guasca) fue secada por los propietarios lo cual produjo la disminución de la población a la mitad de lo que se venía viendo en años pasados (F. Stiles y L. Rosselli obs. pers.). En épocas de sequía, muchos de estos reservorios en fincas son aprovechados para riego, por lo que bajan los niveles de sus aguas hasta el punto de afectar su presencia (L. Rosselli obs. pers.). En 2008 el humedal de la vereda la Esperanza de Paipa fue secado totalmente para dar paso a ganadería (A. Gutiérrez obs. pers.).
La disminución de la especie en Tunja ha sido notoria desde que se activó la carretera circunvalar. Esta carretera va de sur a norte, de modo que impacta todos los humedales, incluso es posible encontrar animales atropellados. Sumado a esto, está la cacería por parte de perros y perso-nas (J. Zuluaga-Bonilla y C. Macana obs. pers.). El caso más urgente se viene presentando desde mediados del 2009: una empresa de buses locales rellenó con tierra un caño que formaba parte del humedal de la finca el Capitolio, con lo cual se redujo el hábitat. En el 2010 el lago se encontraba sin agua por causa de la fuerte temporada seca, así que no se registró ni un solo individuo. Una situación semejante se presentó en el resto de humedales tunjanos (J. Zuluaga-Bonilla y C. Macana obs. pers.).
De otra parte, y aunque aparentemente en menor medida (no hay datos suficientes al respecto), la cacería de la especie para consumo doméstico, se suma a los factores de amenaza, al me-nos en la laguna de Fúquene (Benítez-Castañeda et ál, 2005; Benítez-Castañeda obs. pers.)
Medidas de conservación tomadas
El manejo de los humedales distritales a través de la administración de organizaciones no gubernamentales financiadas por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y la Secretaría Distrital de Ambiente ha sido beneficioso, pues mediante la remoción de vegetación se han diversificado los hábitats y se ha controlado la presencia de perros en estos ecosistemas. Sin embargo, en algunos casos las intervenciones no tienen en cuenta los datos de poblaciones de aves y sus requerimientos de hábitat, y tienen efectos adversos, como el caso del tercio alto del humedal de Juan Amarillo y la profundización del canal de Torca, que efectivamente drenó gran parte del humedal.
S. Maldonado, un ciuda-dano conservacionista, recorre continuamente la Laguna de la Herrera y controla la invasión de la vegetación flotante con remoción manual. La consecuencia de esta práctica es la creación de es-pejos de agua y la diversificación de hábitats.
La Asociación Ornitológica de Boyacá-Ixobrychus, con financiación de CORPOBOYACÁ, ha realizado en el Lago de Tota talleres de sensibilización ambiental con niños de diversos planteles educativos de la zona (Zuluaga-Bonilla 2008; Zuluaga-Bonilla y Macana 2009).
Medidas de conservación propuestas
Sería importante que las corporaciones autónomas regionales con autoridad en los sitios donde se encuentra la especie tuvieran más control e información sobre los cuerpos de agua en sus jurisdicciones e informaran a los finqueros sobre la importancia de las aves presentes en sus propiedades. En particular, la Laguna de la Herrera, el último relicto natural de humedal de importancia en la Sabana (Van der Hammen 2003) está desprovista de vigilancia, control y manejo por parte de la CAR.
Los planes de manejo de los humedales distritales deberían tener medidas y objetivos específicos para el aumento y mantenimiento de las poblaciones de especies amenazadas como la polla sabanera. Algunas recomendaciones se pueden consultar en Van der Hammen et ál. (2008). De acuerdo con esta fuente, como también lo expresan Benítez-Castañeda et ál. (2005a, 2005b) y Cely et ál. (2005), es importante el manejo dado a la vegetación que provee el hábitat esencial para la especie (plantas flotantes y plantas acuáticas enraizadas), ya sea como sustento alimenticio, soporte para nidos y perchas de residencia. Desde este punto de vista, las acciones encaminadas a la conservación, deben centrarse principalmente en el manejo, protección y conservación de sus hábitats, con especial atención de la vegetación asociada a las actividades y su-pervivencia de los individuos. De igual forma, se sugiere mantener control y/o vigilancia de las actividades antrópicas que se desarrollan en cada localidad donde existan registros recientes, y monitorear las poblaciones.
Respecto a los ecosistemas acuáticos que reciben cierto tratamiento por parte de las autoridades ambientales, hay que considerar que, para ejecutar cualquier proceso de manejo y extracción de vegetación acuática o de dragado, como los que se realizan en el Lago de Tota, y las lagunas de Fúquene, La Herrera, el humedal de Gualí o los humedales del Distrito Capital, debe realizarse previamente una evaluación de las zonas en donde se observa la especie, para comprobar si hay o no nidadas o territorios exclusivos de alimentación y refugio, y así evitar perturbar a las aves. Dentro de los planes de manejo y conservación, tanto de las especies amenazadas como de sus hábitats en la altiplanicie cundiboyacense, deberán diseñarse e implementarse programas de educación ambiental en los que se incluya directamente a la sociedad, a partir del conocimiento de la avifauna y de la biota en general, así como de las funciones de los humedales, sus usos, importancia, prioridades y necesidades de conservación.
Spot-flanked gallinule
The spot-flanked gallinule (Porphyriops melanops) is a species of bird in the family Rallidae. It is monotypic in the genus Porphyriops. It is found in Argentina, Bolivia, Brazil, Chile, Colombia, Paraguay, Peru, and Uruguay. Its natural habitats are swamps and freshwater lakes.
The spot-flanked gallinule has a W chromosome that is larger than its Z chromosome, which is unique among bird species.
Small marsh bird with a disjunct range in South America, from central Colombia to eastern Brazil to central Chile. Note gray head and breast, warm brown upperparts, and brown flanks with white spots. Its greenish bill is distinctive. Singles or pairs can be seen swimming or walking in marshy habitat at the edge of lakes or ponds, sometimes remaining quite hidden. Unlikely to be confused, but compare with juvenile Common Gallinule, which has a dingy bill and a bold white stripe on the flanks.

Fuentes: Wikipedia/eBird/xeno-canto/Libro Rojo de las aves de Colombia