
Nombre en español: Mariamulata
Nombre en inglés: Great-tailed Grackle
Nombre científico: Quiscalus mexicanus
Familia: Icteridae
El zanate mexicano o clarinero (Quiscalus mexicanus) es una especie de ave paseriforme de la familia Icteridae que vive en América. A veces se llama informalmente cuervo a esta especie, pero en realidad no es pariente de los cuervos verdaderos, los cuales pertenecen a la familia corvidae. El macho es de color negro iridiscente y tiene la cola larga. Se considera como preocupación menor (LC) por la lista roja de la IUCN.

Descripción
Se observa dimorfismo sexual en esta especie. Los machos miden hasta 43 cm de longitud (con una cola casi tan larga como su cuerpo), pesan 230 g, y son negros con un lustre iridiscente. Las hembras son más pequeñas; miden hasta 33 cm de longitud, pesan 125 g, y son marrones. Su canto es una mezcla de sonidos fuertes y estridentes. Son muy exitosos e inteligentes, capaces de abrir bolsas y cajas de cartón en busca de comida. Suelen amedrentar a especies más pequeñas y defienden sus nidos agresivamente emitiendo un chasquido de alarma que pone en alerta a los demás. En ocasiones suele verse al Macho lanzarse en picada, sobre alguna persona que ose caminar en su territorio. Esta ave tiene un singular canto para conquistar a la hembra, el cual es estridente y va acompañado por un baile frente a la hembra abriendo sus alas y saltando.
Especies Similares
Su silueta de cabeza plana y cola larga son distintivos en ambos sexos. Es similar al Chamón Gigante que tiene cola plana, pico más corto, ojos oscuros y normalmente tiene gorguera más visible. También similar al Chamón Parasito que es mucho más pequeño.
Nombres Comunes
En México también se le llama «tordo» o «chanate», «zanate» o «picho» (en Veracruz), urraca (Nuevo León) y «Kau» o «Pich» (Yucatán). También se conocen como cuervitos en Monterrey.
En la costa norte de Colombia a esta ave se le llama «mariamulata» y en otros lados del Caribe “zanate” o “chango”.
En Panamá se le conoce también como «chango» o «talingo».
En Venezuela se encuentra solo en el extremo noroccidental del país, donde se le conoce con el nombre de «galandra», probablemente una deformación del nombre «calandria».
En Guatemala se le conoce como «clarinero» al macho y «zanate» a la hembra.
En El Salvador se le conoce comúnmente como «pollos negros» o «pijarito de la buena suerte».

Distribución
Se distribuye desde los Estados Unidos en el norte hasta Ecuador en el sur. Es común dentro de estas regiones e incluso está aumentando su distribución. Su hábitat suele ser las áreas agrícolas y las afueras, donde se alimenta de frutas, semillas e invertebrados.
En Colombia se distribuyen en la costa Pacífica y Caribe sur hasta suroeste del Cauca (Guapí) y probablemente Nariño.
Subespecies
Se reconocen ocho subespecies:
- Quiscalus mexicanus graysoni P. L. Sclater, 1884
- Quiscalus mexicanus loweryi (Dickerman & A. R. Phillips, 1966)
- Quiscalus mexicanus mexicanus (Gmelin, 1788)
- Quiscalus mexicanus monsoni (A. R. Phillips, 1950)
- Quiscalus mexicanus nelsoni (Ridgway, 1901)
- Quiscalus mexicanus obscurus Nelson, 1900
- Quiscalus mexicanus peruvianus Swainson, 1838
- Quiscalus mexicanus prosopidicola (Lowery, 1938)
Alimentación
Se alimentan de bayas, frutos muy grandes, granos recién cultivados o en maduración, larvas extraídas del suelo, garrapatas del ganado, varios invertebrados de la zona entre mareas, lagartijas, peces pequeños, huevos y pichones de otras aves, carroña, desperdicios y basura.
Reproducción
Se ven colonias en arboles de parques, alrededor de habitaciones humanas, orillas de ríos o en arbustos y vegetación de pantanos. Su nido es una taza profunda de barro y vegetación gruesa. La hembra pone de 2 a 3 huevos azul brillante a gris azul pálido punteados y garabateados de negro y café. La hembra incuba los huevos por 13 a 14 días. Los polluelos nacen altriciales y abandonan el nido entre los 20 a 30 días.
Comportamiento
Laxamente gregario, a veces solitario. Pernocta y anida colonialmente en arboles pero forrajea principalmente en el suelo, especialmente en vecindad de agua en donde come cualquier cosa comestible. Prosperan en poblados costeros, confiados y agresivos. Los machos se pavonean mientras andan por el suelo y con frecuencia adoptan una postura amenazante consistente en estirar el cuello con el pico dirigido hacia arriba.

Curiosidades
También conocido como el Quiscal o Zanate. En la costa norte de Colombia, a esta ave se la hace llamar «María Mulata» o «Cocinera», y en otros lados del Caribe le dicen “Zanate” o “Chango”.
Monumento a la Mariamulata
El monumento fue una obra del escultor Enrique Grau. Según Grau: «La mariamulata es la que nos acompaña desde que nacemos, es la que está en los patios, donde está la muchacha barriendo, en el corredor, en la entrada o asomada en las ventanas mirando lo que uno está haciendo»
La mariamulata se encuentra en ciudades colombianas como Cartagena, Valledupar, Medellín, Bucaramanga y Cali.
Monumento a la María Mulata: una escultura digna de la fauna colombiana
Las frescas y hermosas playas de la costa pacífica colombiana se ven engalanadas con la belleza de un ave que encontró en este paraíso natural un hogar y un refugio.
Esta ave surca los cielos y en su travesía ha llegado hasta las costas de un océano vecino, el Atlántico, allí con la calidez del Caribe ha acompañado a sus habitantes quienes la consideran un símbolo de la región.
Enrique Grau, uno de los más importantes escultores en la historia del país, es autor del monumento a la María Mulata, un animal de color negro y que según palabras del maestro nos acompaña desde el nacimiento, se encuentra en los patios, en el corredor y asomada en las ventanas vigilando lo que otros hacen.

La María Mulata está fabricada en acero uno de los materiales favoritos del maestro caribeño cuya extensa carrera incluyó obras con contenido amerindio y afrocolombiano pero también otras que expresaron contenidos populares y de identidad nacional. El monumento a la María Mulata es prueba de ello y su presencia no solo adorna a Cali, la sultana del Valle sino que réplicas de la misma embellecen las calles de otras ciudades del país como Cartagena, Bucaramanga, Valledupar y Medellín.
El ave conocida como María Mulata en Cartagena, es llamada en Centroamérica, concretamente en México y Guatemala como Quiscal y Zarate, habita en lugares calientes y tiene una condición migratoria, por esa razón las costas pacífica y atlántica de Colombia gozan con su vuelo y presencia.

El monumento a la María Mulata de Cali se encuentra ubicado en la glorieta que conduce a la vía al mar y acompaña la vida caleña desde el año de 1997, cuenta con cinco metros de altura y con su pedestal pesa cinco toneladas.
El maestro Enrique Grau donó esta obra a la ciudad de Cali debido al gran afecto del autor por la sucursal del cielo y para homenajear a este animalito que a pesar de su popularidad se ha mantenido olvidado y sin el reconocimiento que merece. No se debe confundir a esta ave con el cuervo porque aunque son parecidos en color y tamaño, la María Mulata es dócil y tranquila por eso es llamada también como mirla negra.
Entre ríos el sector de Cali que es hogar de este especial monumento y ubicado en la salida hacia el mar que se ha urbanizado y convertido en un lugar de gran desarrollo.

El nombre de María Mulata se le ha conferido a esta ave representativa en la ciudad de Cartagena pero ha sido adoptado por el país y se convirtió en una obsesión para el escultor, quien fascinado por su constante presencia, decidió investigarla y conocer todo sobre ella. La María Mulata es una fiel visitante de las cocinas y azoteas en donde atrevidamente se posa en los platos y en las ollas, la sociabilidad de esta ave se puede constatar en los restaurantes playeros de cualquier población.
Dicen los refranes populares que “Pide más que María Mulata”, haciendo referencia a que esta ave se acostumbró a convivir con el hombre y que espera que a ella al igual que a un can, se le lancen bocados de comida.
Cali tiene en el monumento a la María Mulata una razón más para admirar su belleza, porque Cali es una ciudad que inspira el espíritu.
El Cuervo y la Maríamulata
Carlos José Ruiz
Biólogo
Asociación Calidris
Alguien alguna vez afirmó en una tertulia de amantes de las aves: “en Colombia no tenemos cuervos pero no nos hacen falta pues tenemos a la maríamulata”. Frase que por años me sonó a elogio hacia las maríamulatas (Quiscalus mexicanus) hasta que conocí al cuervo (Corvus brachyrhynchus) en Norteamérica Quizás el cine y la literatura nos han mostrado con frecuencia la mala imagen del cuervo, esa ave compañera y cómplice de brujas y villanos, protagonista de terroríficos filmes como “Los Pájaros” de Hitchcock o han sido mencionadas en obras de autores como Shakespeare, Poe o Esopo quien las incluyó como personaje principal en varias de sus fábulas.
Lo interesante de todo esto, es que de tanto asociar a los cuervos con el mal, al momento de tenerlos cerca, llegué a sentir algo de temor. Tal sentimiento fue ahondado, cuando un cuervo me persiguió en un paseo matutino en bicicleta, al punto que debí aumentar la velocidad para evitar el acecho y su fuerte voz.
Pero volviendo a la maríamulata, no creo que nadie haya tenido tal sensación al conocerla o estar muy cerca de ella, así que ahora tal comparación no me parece muy acertada.
Para empezar, los cuervos pertenecen a la familia Corvidae mientras que la maríamulata pertenece a la familia Icteridae, la misma de los toches y turpiales. Es decir cuervo y maríamulata no son parientes cercanos. El cuervo tiene una amplia distribución en el mundo, pero no se encuentra en Suramérica, donde la familia Corvidae tiene como representantes a los géneros Cyanolyca y Cyanocorax, conocidos como urracas, carriquies, quenquenes o cosquiós, aves también astutas, sociales pero de llamativos plumajes y vocalizaciones.
Una de las especies de cuervos más comunes en Norteamérica es el cuervo americano, habitante tanto de áreas urbanas como rurales. Por su lado, la maríamulata, habita playas, manglares, bordes de bosque, humedales y áreas urbanas de localidades costeras en Colombia, además se restringe a las zonas bajas y costeras de nuestro país, aún no habita los Andes y se distribuye desde el sur de Estados Unidos hasta Perú.

En algunas áreas del Caribe colombiano, la maríamulata puede ser confundida con un pariente muy cercano, el tordo llanero (Quiscalus lugubris) o más frecuentemente con el garrapatero (Crotophaga major). Por eso maríamulata y garrapatero son llamadas indistintamente como cocineras o lucías. Sin embargo, hay que considerar que “la maríamulata no cocina”, es decir, la voz característica de Crotophaga major se asemeja a una olla de arroz hirviendo, mientras que una de las voces más características de la maríamulata es similar a la palabra lucía (luuuuuuCÍA) o maría (maaaaRÍA). En el Pacífico colombiano, la maríamulata es conocida como chango, fiel visitante de la cocina y la “azotea”, donde de forma atrevida se apodera de ollas y lavaplatos. La osadía de la pedigüeña maríamulata puede ser evidenciada en cualquier restaurante o cafetería a la orilla de la playa de cualquier poblado costero.
El cuervo y la maríamulata, sin lugar a dudas, son aves muy conocidas, inteligentes, adaptables y ruidosas que aprovechan una amplia variedad de alimentos. Ambas especies parecen haberse acostumbrado a la presencia del hombre y han logrado sacarle el jugo a su cercanía para aumentar sustancialmente sus poblaciones. Por eso, el cuervo y la maríamulata son aves comunes y abundantes en su rango de distribución con una notable influencia cultural en América. Es conocido por muchos el refrán: “Cría cuervos y te sacarán los ojos”. Aún no conozco alguno que implique a las maríamulatas, pero seguro existe alguna frase o está siendo inventada en estos momentos, algo como “Pide más que maríamulata” o “Más Cartagenera que la maríamulata no hay”.
Cabe anotar que la maríamulata ha inspirado un buen número de obras artísticas en Colombia y por eso es posible encontrar un monumento dedicado a estas aves en ciudades como Barranquilla, Cartagena, Valledupar o Cali, gracias a la admiración que el artista cartagenero Enrique Grau sintió por ella.
Cuervos y maríamulatas son aves que representan en algunos sitios una amenaza para otros animales, en especial cuando éstas son introducidas a un lugar por el hombre, han ampliado su rango de distribución o han aumentado en forma incontrolada su población. Entre sus “víctimas” algunos autores consideran principalmente a otras aves durante la época reproductiva, ya que comen sus huevos y polluelos. Los neonatos de las tortugas son otra presa para aves como las maríamulatas. Por lo tanto, la erradicación de estas dos especies en localidades específicas ha sido una medida tomada con frecuencia.
Villanos en la vida real o en la ficción, no se puede obviar estas aves de nuestro diario acontecer. La maríamulata es símbolo actual de trópico, alegría y astucia; el cuervo símbolo de temor, inteligencia, tenacidad y muerte. Hoy este texto se adiciona al número incalculable de obras basadas en el cuervo y se suma a la lista creciente de obras elaboradas como producto de la fascinación por la maríamulata. Quizás algún día trate de emular a Esopo y escriba una fábula que las incluya como personajes principales. El inicio narraría como maríamulata y cuervo persiguen a un hombre asustado que maneja su bicicleta por un pueblo pequeño en una mañana de verano, a pesar de los esfuerzos de éste por huir, las aves logran alcanzarlo y…
Por ahora la fábula está inconclusa, ni siquiera he pensado en la moraleja, ni quien será el villano entre maríamulata y cuervo, tampoco las veo de amigas entre sí, de fábula puede pasar a ser cuento. Así que como dice ese nuevo y no reconocido refrán: “Escribe sobre cuervos y maríamulatas y será difícil terminar”.
Great-tailed grackle
The great-tailed grackle or Mexican grackle (Quiscalus mexicanus) is a medium-sized, highly social passerine bird native to North and South America. A member of the family Icteridae, it is one of ten extant species of grackle and is closely related to the boat-tailed grackle and the slender-billed grackle. It is sometimes erroneously referred to as a «blackbird» in the southern United States, although blackbirds belong to other genera such as Euphagus. Similarly, it is often called cuervo («crow») in areas of Mexico owing to its glossy black plumage, although it is not a member of the genus Corvus, nor even of the family Corvidae.

Description
Females, like this one, are brown and drab, lacking the male’s iridescence
Great-tailed grackles are medium-sized birds (larger than starlings and smaller than crows; 38 cm (15 in)-46 cm (18 in)) with males weighing 203 g (7.2 oz)-265 g (9.3 oz) and females between 115 g (4.1 oz)-142 g (5.0 oz), and both sexes have long tails. Males are iridescent black with a purple-blue sheen on the feathers of the head and upper body, while females are brown with darker wings and tail. Adults of both sexes have bright yellow eyes, while juveniles of both sexes have brown eyes and brown plumage like females (except for streaks on the breast). Great-tailed grackles, particularly the adult males, have a keel-shaped tail that they can fold vertically by aligning the two halves.
The great-tailed grackle and boat-tailed grackle were considered the same species until genetic analyses distinguished them as two separate species.
Vocalizations
Great-tailed grackles have an unusually large repertoire of vocalizations that are used year-round. Males use a wider variety of vocalization types, while females engage mostly in «chatter», however there is a report of a female performing the «territorial song». Because of their loud vocalizations, great-tailed grackles are considered a pest species by some.
Distribution and habitat
Great-tailed grackles originated from the tropical lowlands of Central and South America, but historical evidence from Bernardino de Sahagún shows that the Aztecs, during the time of the emperor Ahuitzotl, introduced the great-tailed grackle from their homeland in the Mexican Gulf Coast to the Aztec capital of Tenochtitlan in the highland Valley of Mexico, most likely to use their iridescent feathers for decoration. In more recent times, great-tailed grackles expanded their breeding range by over 5500% by moving north into North America between 1880 and 2000, following urban and agricultural corridors. Their current range stretches from northwest Venezuela and western Colombia and Ecuador in the south to Minnesota in the north, to Oregon, Idaho, and California in the west, to Florida in the east, with vagrants occurring as far north as southern Canada. Their habitat for foraging is on the ground in clear areas such as pastures, wetlands and mangroves.
Diet
Great-tailed grackles are noted for their diverse foraging habits. They extract larvae and insects from grassy areas; eat lizards, nestlings, and eggs; forage in freshly plowed land; remove parasites from cattle, and eat fruits (e.g., bananas, berries) and grains (e.g., maize, corn on the cob by opening the husks). They turn over objects to search for food underneath, including crustaceans, insects, and worms, they hunt tadpoles and fish by wading into shallow water, and although they do not swim, they catch fish by flying close to the water’s surface, and are even reported to dive a few inches into the water to retrieve a fish. They are also known to pick dead insects off the license plates of parked cars, and kill barn swallows while flying.
Behavior
They communally roost in trees or the reeds of wetlands at night and, during the breeding season, they nest in territories using three different mating strategies: 1) territorial males defend their territory on which many females place their nests and raise young, 2) residential males live in the larger colony but do not defend a territory or have mates, and 3) transient males stay for a few days before leaving the colony to likely move onto another colony. Resident and transient males sire a small number of offspring through extra-pair copulations with females on territories. Territorial males are heavier and have longer tails than non-territorial males, and both of these characteristics are associated with having more offspring.
Grackles can solve Aesop’s Fable tests – a problem involving a tube that is partially filled with water and a floating out of reach piece of food. The problem is solved by dropping objects into the water to raise the level and bring the food within reach. They are also behaviorally flexible, changing their preferences quickly in response to changes in cognitive tasks.
In culture
In Mexico, where it is known as the chanate or zanate, there is a legend that it has seven songs. «In the creation, the Zanate having no voice stole its seven distinct songs from the wise and knowing sea turtle. You can now hear the Zanate’s vocals as the Seven Passions (Love, Hate, Fear, Courage, Joy, Sadness, and Anger) of life.» Mexican artisans have created icons in clay, sometimes as whistles that portray the sea turtle with the zanate perched on its back. Statue of maria mulata in Cartagena
In Colombia, the species is called Maria mulata, and is the official bird of Cartagena de Indias. Cartagena artist, Enrique Grau, had an affinity for these birds and, because of this inspiration, many Colombian monuments and artistic works were created in honor of the bird’s intelligence, adaptability, cheerfulness, sociability, collaborative tendencies, diligence, craftiness, and ability to take advantage of adversity.
In Austin, Texas, it is commonly found congregating near the city’s numerous food trucks. The great-tailed grackle has become an icon in the city, and especially on the campus of the University of Texas at Austin, to the extent that local radio station KUT offers grackle-themed socks as a popular gift for its supporters.

Fuentes: Wikipedia/eBird/xeno-canto/WikiAves/Colombia.com/Calidris